martes, 2 de mayo de 2017

Los Años de la Movida y el Crimen de los Urquijo.

El crimen de los Urquijo a examen.- 



Los años 80 fueron para recordar. Hablamos de la música de los 80, la movida madrileña con nostalgia, pero también hubo hechos que tuvieron a la sociedad española en vilo: el crimen de los Urquijo en agosto de 1980, lo del 23 F y el aceite de colza en 1981 (del que ya hemos hablado), la llegada de los socialistas al poder, los atentados de ETA, que convirtieron esa década en años de plomo para los españoles, y muchos etc. que no caben aquí.

Antes de entrar en los recovecos del crimen de los Urquijo, una familia de la aristocracia española dueña de una banco industrial puntero, conviene analizar la situación de España en aquellos años, y los problemas por los que pasaba nuestra sociedad.

Los primeros años de la transición trajeron ilusión a los españoles, en medio de la resistencia que ponían las estructuras del régimen para disolverse, junto con las maniobras ocultas del poder mundial para controlar a la nueva España. Franco había sido un paréntesis necesario: era el vencedor teórico de una guerra contra el comunismo, pero en esa confrontación fomentada por ese poder, los poderes ocultos habían conseguido su principal objetivo: robar las reservas de metales preciosos y divisas de España, consideradas las cuartas del planeta, lo que significó la puntilla al Imperio Español. Cuando llegaron esas reservas a las manos de Stalin, desaparecieron. Franco en la posguerra y durante la II Guerra Mundial había sido muy hábil evitando la disolución de nuestro país, navegando entre dos aguas: por una parte, ayudó a Alemania, y por otra, colaboró con los aliados. Pero a su muerte, no todo quedaba atado y bien atado.

Se nos hizo creer, que las cortes franquistas fueron generosas al votar su propia disolución. No fue así. Es cierto que un 81% de los Procuradores en Cortes votaron a favor de la disolución, pero dicen y me lo creo, que fueron entrevistados uno por uno, amenazándoles con publicar un dossier con todas sus vergüenzas. Aparte de eso, también se dice que se les ofreció dinero para disipar cualquier duda. 

La muerte del dictador no provocó tumultos en una sociedad en la que tenía muchos más partidarios que enemigos, sin embargo, la llegada de la democracia desató en algunos pueblos actos de venganza contra bienes y haciendas, por hechos acontecidos antes, durante, y después de la guerra civil, con oportunos incendios y actos de sabotaje a los que no se dio publicidad. Y es que en los pueblos se conservan muy bien los odios y la memoria. "Pueblos pequeños, infiernos grandes", dice el refrán. 

Las leyes de los primeros años de la democracia permitieron solicitar la devolución de los bienes confiscados por el régimen de Franco. El nuevo estado fue generoso con algunos sindicatos y partidos, pero no lo fue con otros, con las logias y con algunas familias poderosas que habían perdido sus empresas y sus bienes a causa de la guerra. Era complicado devolver las propiedades perdidas con transiciones varias, pero también faltaban voluntad y dinero. Una de esas familias perjudicadas fue la familia De la Sota, que será también protagonista de este artículo, pues habiendo sufrido la confiscación de sus bienes por posicionarse en favor del PNV en la guerra, al caer Bilbao en 1937, tuvieron que exiliarse.

En los años 80 había llegado la democracia a España, pero no la Justicia. La familia De la Sota formó parte de un grupo industrial muy potente en la España de principios de siglo. Estaban asociados con sus primos los Aznar en muchos negocios, una familia originaria de Búbal, un pueblecito pirenáico rehabilitado. El poder económico del grupo naval Sota-Aznar fue tal, que pudieron permitirse explotar minas en Teruel, levantar los altos hornos y el puerto de Sagunto y construir líneas de ferrocarril para su negocio de construcción y reparación de barcos en los Astilleros Euskaldunas. https://www.youtube.com/watch?v=BACWwq8xcB8. La huida de España de la familia Sota trajo la incautación de sus acciones por parte del gobierno de Burgos, lo que benefició a la familia de los Aznar, partidarios de Franco, que se vieron recompensados con las acciones de sus primos.

Dicen las malas lenguas, que la transición democrática española no fue diseñada por españoles, que la idearon en USA nuestros enemigos, algo difícil de comprobar, pero fácil de creer. https://joanencunyat.wordpress.com/2014/12/05/alfredo-grimaldos-la-transicion-se-diseno-entre-la-cia-y-el-cesed/

Franco sabía mucho de masonería, y durante todo su mandato mantuvo su lema de la conspiración judeo-masónica contra España, que siendo cierta, fue siempre ridiculizada por los masones, y por la izquierda en general. Los masones, que anduvieron detrás de la ruina del Imperio Español, especialmente marranos y sefardíes http://www.lagazeta.com.ar/marranos_y_masones.htm, durante la dictadura estuvieron ocultos, pero próximos a ella. Dicen que Arias Navarro era masón, algo probable en un hombre que habiendo tenido responsabilidades políticas durante la República, él mismo se metió en la cárcel cuando se enteró de que los sublevados habían desembarcado en la Península. Naturalmente, se puso a disposición de los militares cuando fue liberado, ganándose el apodo del “carnicerito de Málaga”, reprimiendo a los malagueños para medrar y posicionarse en la nueva sociedad. Un éxito para su logia, que consiguió que uno de los suyos sucediera a Carrero Blanco y enterrara a Franco, entre falsas lágrimas. http://www.alertadigital.com/2012/08/20/blas-pinar-mis-recuerdos-y-contactos-con%E2%80%A6-carlos-arias-navarro-vii/

En la transición pasó de todo, y es ahora cuando comenzamos a darnos cuenta de las convulsiones que se vivieron y de quiénes las pudieron provocar.

Las cloacas del Estado estaban intactas en los años 80, con unos servicios de inteligencia divididos, que ya eran incontrolables, salvo para la CIA, que les pagaba como a un servicio propio. Es decir, que cobraban dos sueldos: el sueldo del Estado y el sueldo de otra nación. Si es así, se comprende que la lealtad esperada en asuntos patrios brillara y brille por su ausencia. También se comprenden muchas cosas de las acontecidas durante aquellos años de transición y primeros de la democracia. El asesinato de Carrero Blanco se atribuye a la CIA; el objetivo, neutralizar al Almirante y condicionar la sucesión del Dictador en favor de D. Juan Carlos, al que los oscuros poderes habían preparado para ser rey de España. Si fue así, que parece que lo fue, los etarras ejercieron de sicarios. Desde su fundación, el PNV se echó en manos de la CIA http://gaceta.es/noticias/asesinato-carrero-blanco-eta-actuo-solitario-19122016-2108, algo comprensible si andaban nuestros jesuitas detrás de su fundación (el poder de los jesuitas al otro lado del Atlántico es mucho mayor de lo que se dice y se cree, otra cosa son los intereses a los que sirven, que siempre han sido los suyos y los de los amigos de Satanás). Pero hay más: la creación de la ETA y su impulso también se les atribuye a los jesuitas, como fórmula ideada por los amos para controlar a nuestro país, una nación peligrosa, que con muy poca población, fue capaz en el siglo XVI de crear un imperio con unos pocos soldados y cuatro frailes. No es extraño pensar que el diseño democrático de España lo hicieran nuestros enemigos, porque, por una parte, nos han permitido vivir en algo parecido a una democracia, y por otra, se han asegurado de que nuestros gobiernos se pasen el tiempo vigilando a los etarras, a nuestros servicios de inteligencia, y a las diferentes Comunidades Autónomas de las que nos dotaron, para amenazar la unidad de España. En 1977, los independentistas catalanes cabían todos en un taxi, pero les dejaron medrar dándoles la educación y muchos medios con los que corromper a la sociedad catalana. Con la sociedad vasca ocurrió lo mismo, añadiéndole una gran dosis de miedo.

Así pues, con las cloacas del gobierno de España ejecutando los planes que les encargaban nuestros enemigos, y con una organización terrorista asesinando civiles, militares, fuerzas de seguridad, y a algún político, comprenderemos, que en esos años de movida, los crímenes como el de los Urquijo, que afectaban a las clases altas, ponían a la policía y a la Justicia a la orden. Pero cuando no se sabe bien quién manda y las órdenes son contradictorias… el de arriba duda y el de abajo se fuma un cigarro o silba para disimular. Y suele ocurrir, que entre obedecer a la autoridad formal o a la autoridad real, opta por la segunda, que suele ser muy persuasiva y siempre está dispuesta a devolver favores. Tuvo que ser un socialista, Felipe González, el que pusiera límites a los agentes americanos, expulsando a un puñado de ellos, dedicados a grabar a nuestras autoridades. Pero sólo fue un golpe de efecto y pronto perdieron el respeto.

Pintado el escenario, toca pintar las figuras:



El crimen de los Urquijo se produjo el 1 de agosto de 1980. El asesino o asesinos mataron al matrimonio mientras dormía. El marqués descansaba en la cama de la habitación y la marquesa en otra, en el vestidor. Ellos sabrían la causa, que la edad no perdona. Parece ser, que la marquesa se despertó con los ruidos y eso originó que la mataran.



Las víctimas: María de Lourdes de Urquijo y Morenés (1935-1980), V marquesa de Urquijo, X marquesa de Villar del Águila, XIV marquesa de Loriana (por cesión de su padre en 1995). Y su marido, Manuel de la Sierra y Torres. 



Se confesó autor del crimen Rafael Escobedo, ex marido de Mirian, la hija de los marqueses. Confesó, según el abogado Marcos García Montes, por la tortura siciliana de la que fue objeto, y para evitarle sufrimientos a su padre, porque también estaba en el punto de mira de la investigación. Fue juzgado, condenado y asesinado en la cárcel (donde simularon su suicidio en 1988). Este hecho es suficiente para pensar que Rafi Escobedo no era el autor del crimen.



Encontraron tres casquillos Winchester Long Rifle, del calibre 22, que presentaban marcas similares a las que tenían los cartuchos disparados por una pistola Star F Olympic del padre de Rafi Escobedo. El consuegro de los marqueses asesinados alegó, que ya no tenía ese arma porque se la había regalado años atrás a un amigo militar. 


El caso fue resuelto por un policía de apellido Romero, que recibió muy poco apoyo oficial, y según dijo, puso dinero de su bolsillo. Lo que indica el poco interés de las autoridades en resolver el crimen. El policía se desplazó a una finca que poseían los Escobedo en Huete, donde encontró 200 casquillos, de los cuales, uno era similar a los encontrados en la finca de los marqueses en Somosierra. 

Otra casualidad permitió al policía Romero que se abriera sumario contra un amigo de Rafi, al que se le acusó de encubrimiento. Se trataba de Mauricio Lopez-Rovers, que había encargado un silenciador en un taller. También acabaron procesando como coautor a Javier Anastasio, pero escapó tras agotar los meses de prisión preventiva, y hoy, está libre de cualquier responsabilidad, por prescripción. ¿Se le dejó escapar? Según sus palabras, un juez se lo aconsejó.

Las pruebas que encontraron fueron desapareciendo de los juzgados: los cartuchos y la pistola encontrada en el pantano de San Juan. Las pruebas contra Rafi Escobedo eran endebles, la única, la confesión, pero si fue forzada... 

Analizando el crimen de los Urquijo desde el sentido común y a 36 años de distancia, los marqueses no fueron asesinados por los asuntos familiares que salieron en el proceso penal, sino por tensiones originadas por los problemas del banco que regentaban, que no se analizaron a fondo. Toca pues analizar esos problemas:

Podían venir del grupo Aznar, que desde la crisis del petróleo del año 1973 luchaba por sobrevivir. "El grupo Aznar estaba vinculado al grupo bancario liderado por los Bancos Urquijo e Hispano Americano; los líderes del grupo Aznar eran Eduardo Aznar y Coste y Juan Antonio Aznar Zavala, ambos consejeros del Banco Urquijo… Por otro lado, estaban las tensiones existentes desde 1968, entre el grupo Aznar y el Banco Hispano Americano, en la lucha por el control de los Astilleros Euskaldunas (un asunto nada trivial en esta historia). Esas tensiones provocaron, que Luis Usera, presidente del Banco Hispano Americano, saliera del consejo de la naviera, enfriándose las relaciones con sus socios. A partir de 1971, los bancos que proporcionaron capital a largo plazo a la naviera fueron el Banco Urquijo y el Banco Herrero, y cada vez en menor medida, el Hispano Americano (en condiciones ya fijadas por las disposiciones del crédito naval), aunque no fueron los únicos; también prestaron a corto plazo y actuaron como avalistas ante otros acreedores, en particular ante la banca oficial y las Cajas de Ahorro, en ambos casos en condiciones similares a las del mercado; y a través de sus servicios y conexiones con la Administración, permitieron a la Naviera y a otras empresas del grupo acceder a créditos y otras facilidades de financiación. «Nuestros banqueros Urquijo y Herrero», como les calificaba el Consejo de Administración de la Naviera Aznar en 1979, mantuvieron el flujo de crédito a la empresa una vez presentado el expediente de suspensión de pagos en julio de 1979 y prácticamente hasta la declaración de quiebra de la compañía en 1983. Una vez iniciada la crisis, el banco afrontó el clásico conflicto de intereses que intentó resolver concediendo más créditos (y avales) y aumentando el nivel de riesgo. La crisis del grupo Aznar y del Banco Urquijo (y la muerte de sus líderes respectivos) simbolizan bien dos fenómenos —estrechamente relacionados— que tienen lugar durante la crisis de la economía española en el período de 1977 a 1985: la «crisis bancaria» (que fue acompañada de una desinversión de la banca en la industria) y la desaparición o reestructuración de los grupos empresariales…" Jesús M.ª Valdaliso Gago “GRUPOS EMPRESARIALES Y RELACIONES BANCA-INDUSTRIA EN ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO: UNA APROXIMACIÓN MICROECONÓMICA”.

El caso es que, 36 años después, no sabemos lo que ocurrió, por eso toca centrarse en los hechos:

El 1 de agosto de 1980 fue asesinado el marqués consorte de Urquijo (y su cónyuge). La muerte del Presidente de los Urquijo facilitó que el Banco pasara a la órbita del Hispano. Algo que no habría consentido el marqués consorte, según dicen. Ahí puede estar el quid de la cuestión, por si alguna vez alguien tira del hilo. Es de imaginar que la línea de crédito con el grupo Aznar se vio afectada. 

El 20 de noviembre del año siguiente falleció Eduardo Aznar Coste, del grupo Aznar, fallecimiento que sin duda aceleró el proceso de quiebra de su grupo empresarial.

El 9 de septiembre de 1982, se produjo un hecho crucial: tres bisnietos de Ramón de la Sota y Llanos recuperaron su palacio en la orilla del Nervión, tras años de litigios. http://elpais.com/diario/1982/09/10/espana/400456828_850215.html.

El grupo Aznar quebró en 1983.

En 1988 suicidaron a Rafael Escobedo porque cometió el error de dar una entrevista a un periodista desde la cárcel. Algún televidente importante pensó que Rafi Escobedo estaba rompiendo el silencio, algo necesario para que los españoles olvidaran el crimen. No importaba que insistiera en su inocencia. Muerto no hablaría. 

Se ha intentado meter en la trama criminal a los hijos de los marqueses, sin resultado. Javier Anastasio inculpó al hijo de los marqueses, que sería favorable a la fusión del Urquijo con el Hispano, y no tenía coartada. De Rafa Escobedo dijo que no era culpable, que el crimen lo habría ejecutado un profesional. Rafael Escobedo se inculpó y la Justicia lo condenó a 53 años de cárcel; quienes lo mandaron matar simulando un suicidio le ayudaron a recuperar su inocencia, gentes muy poderosas, capaces de poner a sus órdenes a funcionarios de prisiones y a presos serviciales. 

¿Qué sabía Escobedo? Podía hablar de quién le había obligado a firmar su falsa confesión. Pero eso había ocurrido 8 años antes, aunque en 8 años un pececillo se ha podido convertir en pez gordo. Podía retractarse, pero eso a un condenado le sirve de poco. Todo lo anterior no impedía que Rafael Escobedo tuviera alguna información importante y que los verdaderos implicados no quisieran correr riesgos. Pero es improbable: apuesto porque quisieron callarle, para que se fuera olvidando el asunto y no se produjeran más entrevistas, que el silencio y la discreción son buenos para los negocios, sobre todo para los negocios de los malos. Pero no contaban con que los suicidadores fueran unos chapuceros.

Que cada cual saque sus propias conclusiones. Para mí está claro: los marqueses de Urquijo estaban en medio de un ajuste de cuentas por hechos del pasado, y como sabemos, la venganza es un plato que se sirve frío. ¿Se fueron los Aznar de rositas?