sábado, 12 de diciembre de 2015

AY, AY, AY… LO QUE ME DICE BALAY, QUE ENTRE MI MENDA Y ENDESA, BALAY ELIGIÓ AL QUE MÁS PESA.



Por aquello de que están en Zaragoza y trabaja gente conocida, casi siempre he comprado los electrodomésticos de esa marca. En cuanto a duración y problemas, lo normal: ni son la última maravilla ni los peores. Nunca estás libre de que alguno te dé problemas, pero hay que confiar en que sean subsanables por uno mismo (un botón cruzado en el desagüe, un tubo atascado, etc.). A lo largo de los años, que ando en los 60 y he vivido en varias casas, han pasado por mis dominios: dos cocinas de fuegos con horno incluido, 6 vitro cerámicas, 6 campanas extractoras, 5 hornos, 5 lava vajillas, 6 lavadoras, 1 frigo, 5 combis, 4 microondas, y algún electrodoméstico más que no recuerdo, casi todos marca Balay, muchos de los cuales todavía funcionan.

Esta pasada semana tuve un problema con una vitro cerámica estrecha que compré para la bodega, y aunque en ella se podían hacer chuletones sobre el cristal, tuvo la limitada función, de mantener caliente algún guiso o hacer café en una cafetera grande. En total, en cuatro años, la habré utilizado 10 o 15 veces. Eso indica su brillo y falta de rayujos. Un día me la encontré con una alarma oscilante. Seguí las instrucciones: quitarle la corriente durante algunos segundos y volver a conectarla, sin suerte; me leí las cláusulas del seguro hogar, por si podían pagarme el arreglo, pero no incluía este electrodoméstico, así que llamé al servicio oficial de Balay: me harían un presupuesto que valía 20 €, y si decidía repararlo, los 20 € quedarían incluidos en el arreglo. Me pidieron 140 € por la reparación. No me quedó otro remedio, pues, aparte que una vitro nueva me costaba 300 €, era algo más grande y me hubieran tenido que agrandar el agujero de la encimera, que es de piedra.

Yo intuía que la avería había tenido que ver con dos hechos: haber estado siempre conectada, y disponer de un circuito de vigilancia que avisaba si se derramaban líquidos o había algún objeto encima. La conexión eléctrica es del tipo de hilos atornillados a una ficha. Bueno, en eso me quedé. Me entregan la vitro y me dan una factura donde dice: componente cortocircuitado por posible sobretensión.

¡Coño!, esa era otra historia, que las sobretensiones me las cubría el seguro. Iluso de mí. Llamo al seguro y me dicen que me abren un parte, pero que les acompañe un informe técnico que diga sin más, que la causa de la avería ha sido una sobretensión; pensando que era pan comido, me dirijo en persona a Balay y me deja bien claro el empleado que NO VAN A CAMBIAR NADA, hasta me dice el muy cretino, que sería falsificación de documento privado. Le pregunté: ¿por qué entonces han citado como causa de la avería una posible sobretensión si no lo pueden afirmar, podían haber dicho que había sido por un posible martillazo u otra causa? Discusión sin sentido. El tipo tenía la cartilla bien leída y carecía de criterio propio. Le aseguré que tendría repercusión y que lo publicaría en internet. No se cortó un pelo el "bien mandao": “Balay sabrá qué medidas tomar”, dijo, como si expresar mi opinión como cliente fuera delito. Apañados estaríamos con los hoteles o restaurantes si persiguieran a los clientes que los han puesto verdes, airados por el trato recibido. Aún me dice el pajarito que vaya a un laboratorio y que me hagan un informe. Sí, a eso le llaman hacer de la torta un pan. A propósito, para eso me tenía que haber dado la pieza averiada, que se la han quedado.

He buscado casos parecidos en internet y he comprobado que estamos vendidos, tratando como tratamos con gentes de Patio de Monipodio o peor, incluyendo:

-        A las eléctricas, que nos meten sobretensiones en las casas y estropean nuestras máquinas, sin asumir ninguna responsabilidad. Apáñatelas después para probar que hubo sobretensión, pues nunca lo reconocen. A veces publican los cortes de luz con antelación, pero lo normal es que sean sobrevenidos y vaya usted a saber. Lo cierto es que las sobretensiones acontecen cuando, después de un corte, conectan la corriente. La única posibilidad que tenemos los usuarios para reclamar daños es investigar entre los vecinos, por si se les han estropeado televisores, ordenadores, etc.

-        Al Estado, que no nos protege de las eléctricas, pues les debería imponer un control técnico obligatorio y publicar todos los meses las incidencias: cortes y subidas y bajadas de tensión, con las causas. Obligándoles a asumir los costos de los daños acontecidos. Lo que les obligaría a instalar las protecciones necesarias en la red para evitarlo.

-        A las compañías de seguros, que dicen proteger de sobretensiones cuando resultan imposibles de probar, dejándonos inermes a los asegurados. Nos venden humo. Se van a enterar dentro de un mes, que toca renovación.

-        Y a las compañías de electrodomésticos como Balay, que a la hora de posicionarse, lo hacen en favor del platillo de la balanza que más pesa, en este caso en favor de Endesa. Los muy cobardes, no se atreven a ponerse del lado de sus clientes, que somos los que les compramos sus cacharros. Que yo no pido que mientan, pero ellos tienen capacidad técnica para certificar la causa de la avería y no quieren hacerlo.

Pues bien: ya no estará enchufada la vitro, he instalado enchufe y clavija y estoy pensando en un aparato protector para toda la casa. No me fío de las sobretensiones de Endesa, pero tampoco descarto lo que llaman obsolescencia programada, que consiste en que pasado un tiempo, los fabricantes consideran que tenemos que renovar los cacharros e instalan un circuito que los estropea. Como esto no es fácil de probar, queda otra posibilidad más pedestre pero más segura, que es en la que creo:

Balay misma se ha puesto en el disparadero: si dicen que ha podido ser una sobretensión, pero no pueden afirmarlo, yo puedo pensar y decirlo abiertamente, que mi vitro era una chapuza de electrodoméstico y que por eso se ha estropeado, pues un componente electrónico se ha cortocircuitado solo.

A cada cual lo suyo señora: el hotel de pena, el restaurante flojo y caro, y los electrodomésticos… Balay, que "Mejores No Hay"… decía el anuncio sin sonrojo. Pronto me tocará renovar algunos, que, a trancas y barrancas y con algún percance, ya han cumplido los 10 años.

¿Creen que debo repetir?









martes, 24 de noviembre de 2015

QUIEN CONTROLE SIRIA CONTROLARÁ EL NEGOCIO DEL GAS, LA ENERGÍA LIMPIA DEL PRESENTE SIGLO.

Putin pide a Turquía que pida perdón.
Para entender el galimatías sirio, hay que poner encima de la mesa los intereses en disputa, que pronto veremos que nada tienen que ver con la religión de cada cual, como nos quieren hacer creer los yihadistas y su entorno con la propaganda. Lo que no quita, para que nuestros gobiernos comiencen a controlar el problema de la emigración musulmana en Europa, que es un problema que va a más, por ser los musulmanes un colectivo de distinta cultura, que no tiene el menor interés en integrarse en las sociedades que los acogen. Por supuesto, nuestros gobiernos deben adelantarse a los actos terroristas con prevención, y defendernos de cualquier forma de terrorismo.

Lo mismo que la llamada “primavera árabe” no tenía nada que ver con el cuento que nos habían contado, la guerra en Siria no ha surgido por problemas internos. Los sirios venían soportando una dictadura familiar de corte pro soviético, desde décadas. Al contrario de lo que podemos pensar, esa dictadura ha supuesto ventajas para la mujer, si las comparamos con otros países musulmanes, donde sus libertades apenas existen. Recientemente, una niña siria de menos de 14 años se lamentaba de que la guerra le había truncado el futuro, pues en condiciones normales, en su país hubiera sido pintora, y ahora, se veía alejada de Siria, casada, frustrada, y en cinta del primero de muchos hijos. El único consuelo que le quedaba se veía en sus ojos: seguía viva. 

La guerra en Siria hunde sus raíces en la lucha estratégica que se está produciendo en estos momentos por el gas, la energía limpia del futuro. Los contrincantes, dos colosos (EE.UU y Rusia) y sus respectivos socios, aunque también hay terceros como Francia, que intentan no quedarse fuera. La teórica suerte de Siria y del Líbano por los hallazgos de enormes reservas de gas en sus territorios, se ha visto truncada, ya que los poderosos quieren arrebatarles el negocio, pasando por encima de ellos. Con ese objetivo, se han sacado de la manga una oposición al tirano Bashar al-Asad, que si existía, no estaba organizada. Los mismos que han organizado las revueltas en Siria han sido los que desestabilizaron un poco antes el régimen libio, con lamentables resultados para los libios y para toda Europa.

Pero esa oposición siria que se fue haciendo con parte del territorio sirio, se fue desinflando en el campo de batalla. Curiosamente, coincidiendo con la aparición de una organización llamada Daesh, Isis o Estado Islámico, que, mientras los opositores sirios huían del campo de batalla, se adueñó de las armas, los vehículos, y las influencias de las que disponían los opositores a Bashar al-Asad. Eso explica la tibia acción militar de los EE.UU., que al principio ayudaban a la oposición siria, y luego, apenas han combatido a Daesh, el llamado Estado Islámico, o lo han hecho tímidamente con drones, como en el caso del verdugo inglés que degollaba prisioneros, al que han atacado para calmar voces discordantes. Y eso, porque formalmente los USA encabezan una coalición internacional de más de 60 países para combatir al Daesh. También explica la desgana de Turquía al enfrentarse al peligro emergente de Daesh, desgana que contrasta con la energía empleada en bombardear a sus tradicionales enemigos kurdos, los únicos que han hecho frente con decisión a las fuerzas yihadistas. A Turquía le estorba el régimen de al_Asad.


Curiosamente, los generales de Daesh son los que estaban al frente del ejército de Sadam, los cuales se quedaron sin empleo con la entrada de los americanos en Irak. ¿Ya han purgado su culpa? No, pero ahora resultan ser útiles. Se dice, que ese poder islamico-yihadista que resurge de las arenas, está impulsado por la burguesía suní que apoyaba a Sadam Huseín. Esas gentes quedaron marginadas de la reconstrucción y del gobierno de Irak, pues tuvieron que huir, con o sin su fortuna. Y se dice también, que quieren formar una nueva nación en los territorios que les han quitado a Siria e Irak. La cuestión es muy sospechosa: pues son territorios preñados de gas, al menos sus costas. Si esas tierras sólo sirvieran para criar cabras, y sus mares estuvieran yermos, nadie los querría.


Este frente de guerra queda muy desdibujado para la opinión pública en general, sin saber muy bien, ni a quien dispara cada contendiente, ni por qué lo hace: 

El único muñeco que recibía palos de todas partes era el dictador sirio al-Asad, mal visto por su oposición, por el nuevo Estado Islámico, y por los americanos y sus aliados. Por el contrario, la coalición de los 60 países contra el Daesh, encabezados por los EE.UU., ha actuado con sospechosa dejadez. En el frente de Irak, los iraquíes retrocediendo, y los kurdos, los únicos que se atrevían con los yihadistas. Los saudíes ayudando a los opositores a al-Asad, y los israelíes silbando, como si la cosa no fuera con ellos, al fin y al cabo, su vecino sirio y su brazo Hezbolá ya no les incomoda. Un enemigo menos.


En ese contexto, aparecieron en las fronteras de Europa cientos de miles de desplazados sirios y de otras naciones musulmanas, con la amenaza de Daesh de llenar Europa de terroristas. Curiosamente, la líder alemana los recibió con las manos abiertas, obligando al resto de socios de la Unión a acoger con desgana a los desplazados, como refugiados políticos. Cosa insólita e incomprensible, tanto el hecho de que aparecieran en nuestras fronteras de la noche a la mañana, como la reacción de la señora Merkel de acogerlos. No sé si acabaremos entendiéndolo. Los alemanes no.


Los desplazados procedían de Turquía, donde se habían refugiado huyendo de la guerra en Siria, y los terroristas camuflados, de Siria. Sabido es que Turquía es la entrada y salida de Europa de todos los mercenarios que se apuntan a la guerra de Siria. De ellos, algunos se hacen terroristas y vuelven para formar células durmientes del Daesh en todo el mundo. Pero, ¿quiénes han promovido los desplazamientos masivos de refugiados hacia Europa? La mayoría estaban en Turquía, pero las declaraciones del presidente sirio, hacen pensar que fue él el que empujó a esos refugiados, con nuevas oleadas que saturaron los campamentos turcos. También ayudó, la promesa de acogerlos en Alemania, y el comportamiento del gobierno griego, la primera frontera de Europa. ¿El por qué?: los refugiados han hecho visible esta guerra en Europa, al verse invadida por ellos. Eso ha beneficiado al régimen sirio, que estaba prácticamente asfixiado. También ha beneficiado a los que se han hecho con el negocio de tráfico humano, pues esos desplazados tenían dinero.


A al_Asad le cambió la suerte con la llegada masiva de refugiados a Europa y con la entrada de Rusia en combate. La efectividad de sus armas y el previsible uso de los kurdos como infantería, no sólo han dado un respiro al líder sirio, han convertido también a los del Estado Islámico en perseguidos, sintiendo como desaparecía su principal entrada de dinero, con el bombardeo de las filas de camiones con petróleo, antes invisibles para la coalición liderada por los EE.UU. El conocimiento de que el derribo del avión de pasajeros ruso fue obra de los yihadistas, y el atentado en París, han contribuido a la escalada en el conflicto.


¿Qué ha cambiado con el atentado de Paris? Dos cosas importantes: Francia se ha lanzado al bombardeo como venganza, desplazando a su portaviones Charles de Gaulle a la zona, y se ha aliado con los rusos para coordinar los bombardeos al Daesh; también ha conseguido algo que se sale del guión: la extraña ayuda de Inglaterra. La primera consecuencia: que Turquía ha derribado un avión ruso que, según ellos, estaba pidiendo un tiro, y a continuación, han pedido el amparo de la OTAN. Está claro, que Turquía va por libre. Concurre otra circunstancia extraña: que dos de los miembros más importantes de la OTAN, Francia e Inglaterra, están alineándose con Rusia en el conflicto. La OTAN no va a entrar en este conflicto si Francia e Inglaterra no cambian el rumbo, pues hay miembros de la OTAN en todos los bandos, y hay más de dos bandos. 



Lo que se intuye: esta guerra, aunque la disfracen de religión, no responde a condicionantes religiosos sino económicos, con el gas de por medio. En 2012 se disputaban la explotación del negocio gasista dos proyectos diferentes: los proyectos South Stream y Nort Stream patrocinados por Rusia con capital alemán, y el proyecto Nabucco, patrocinado por Estados Unidos y la Unión Europea, para asegurar la competencia en el mercado europeo. El proyecto Nabucco pronto tuvo serias dificultades en esa carrera por hacerse con el control de la energía en Europa, ello debido a notables retrasos y problemas de toda índole. Hoy se considera fracasado. Mientras tanto, el proyecto ruso alemán continuó adelante, hasta que el pasado año, Gazprom dejó en suspenso South Stream por desavenencias con la Unión Europea y a la espera de un gran acuerdo con Turquía para que el gaseoducto pasara por el mar Negro, rodeando Ukrania, país poco de fiar. Europa seguirá recibiendo gas ruso por Nort Stream, con la incertidumbre del ramal que actualmente pasa por Krimea. Con un proyecto abandonado y otro suspendido, nadie quiere dejar al otro el control de Siria, que se ha convertido en un territorio estratégico, por las grandes reservas de gas que atesora. Si alguien tiene interés en ahondar en este asunto, aunque esté desfasado, que lea el informe de mayo de 2012 del profesor de la Universidad de Damasco Imad Fawzi Shueibi El “factor gas” en la crisis siria de Nazanin Armanian.

No es difícil adivinar el porqué la señora Merkel estaba dispuesta a tragarse los refugiados que su socio gasista ruso nos mandaba bajo mano, con la excusa de que los europeos teníamos que ser solidarios con los sirios: en Siria necesitaban de un respiro, y sobretodo, necesitaban a la opinión pública europea alarmada y de su parte. Abandonado el proyecto South Stream por Gazprom, empresas alemanas como la empresa Bash siguen colaborando con Gazprom en proyectos gasistas en Siberia, donde han invertido más de 10000 M en infraestructuras importantes, proyectando inversiones conjuntas de 2000 M para los próximos 5 años. Con la llegada de cientos de miles de refugiados a Alemania, en una odisea durísima, parece que Merkel se ha quedado en segundo plano. Más que nada, por que sus socios en el gobierno, y sus votantes, le han dado la espalda. Esta actuación de Alemania en su política gasista no se ha explicado a los europeos, y se ve que el resto de socios de la UE siguen el guión contrario, al menos los que tienen la puerta de los gaseoductos que saldrán del mar Negro. El refrán de "la cabra tira al monte” se cumple: la señora Merkel destapa su inclinación natural hacia Rusia, al margen de sus intereses energéticos, lo mismo que un par de millones de ciudadanos alemanes procedentes de la antigua República Democrática Alemana, como ella misma, ciudadanos que tienen el ruso como segunda lengua. Mientras tanto, Putin saca pecho y amenaza a los terroristas sin complejo alguno, con el aplauso de todos.


Con el ataque terrorista que ha sufrido en París, el gobierno francés se ha lanzado al bombardeo de instalaciones estratégicas de Daesh, mientras busca el  compromiso de sus socios europeos. Ha obtenido el compromiso de Inglaterra y buenas palabras del presidente Obama, que como es sabido, agota su mandato presidencial como “pato cojo”. Pero Francia ya estaba involucrada en la lucha contra los yihadistas, asociada a los EE.UU. en sus tibios ataques. Los asesinatos terroristas le han hecho cambiar de socio y unirse a Rusia, aceptando mantener al presidente sirio en el poder. Algo que rompe los esquemas iniciales. Puede parecer normal, pero algo no encaja. Se suponía, que los franceses y los americanos luchaban contra los yihadistas, ahora los franceses lo están haciendo con más fuerza, por lo tanto, no traicionan a nadie, pero viéndole la cara de tonto que se le ha puesto a Obama, se intuye que no le ha gustado nada que los franceses hayan cambiado de socio, ya que, en el fondo, han cambiado de bando. Está claro que Obama y los suyos no castigaban al Daesh, y que más bien, se dedicaban a luchar contra al_ Asadh apoyando o más bien sustituyendo a la oposición siria en su lucha.  
        
El comportamiento de Inglaterra en este caso resulta contradictorio, porque siempre anda amancebada con su socio americano. Posiblemente, ponerse al lado de los franceses, y por tanto, de los rusos, descubre algún interés en los proyectos de gas en disputa o verá alguna oportunidad de enredar y disponer de información, que es lo más probable. Rusia debería aprender de sus errores del pasado: a los zares nunca les fueron propicias sus alianzas con Francia e Inglaterra, y Putin es como un nuevo Zar.

Los EE.UU., sintiendo el fracaso de su proyecto Nabucco, se han volcado con sus socios saudíes y qataríes, haciendo suyas las mayores reservas de gas del mundo a través de un tercero, disfrazado de Imán, al que dicen haber matado: el Califa del autoproclamado Estado Islámico. Van a tener que decirle a Obama, lo que a aquél fanfarrón del Siglo de Oro Español, que cuando presumía de matón, apareció por allí una de sus víctimas, y tuvo que oirse: "los muertos que vos matáis, gozan de buena salud". El problema, que los bombardeos franco rusos al Daesh pueden hacer que el Califato resulte vencido, y, entonces, pueden quedarse al descubierto y fuera de Siria. Los USA, renunciando al liderazgo de la manada, no pueden impedir que su hueco sea ocupado por venados que braman más fuerte, como son Rusia y China, que tienen las cuernas más afiladas y están dispuestos a la lucha.

De Putin ¿qué decir?, que está consiguiendo volver a Rusia al escenario internacional, con el respaldo de China, que necesita acceso a esta energía. Ahí está, el único líder de Europa con carisma de estadista que consigue todo lo que se propone, ganándose el respeto de muchos europeos.

      
Para concluir: por mucho que los emigrantes musulmanes abusen de nuestros servicios sociales y su fecundidad amenace a nuestra sociedad, hoy no son ellos los que ponen en peligro nuestra seguridad. No importa que esos extremistas pregonen que quieren volver este mundo a la Edad Media siguiendo a sus imanes, lo que está en juego no sale en los telediarios, es diferente y más propio de nuestro siglo, aunque lo disfracen de locura incomprensible y de terror. Está en juego:


-    El control de la explotación de las reservas de gas de Siria y del Líbano.

-  El transporte de ese gas y de otros procedentes de Irán hacia el centro de Europa, a través de gaseoductos estratégicos.

-   Y por último, el negocio de almacenaje del conflictivo gas y su distribución por una Europa próspera, que puede pagar el gas, pero no puede hacerse la dueña del tinglao, por falta de ejército.
       
    Lo preocupante es, que los aprendices de brujos que fomentan estos movimientos radicales, cuando los promueven, ya saben que se les irán de la mano y que tendrán graves consecuencias. Eso les ocurrió cuando derrocaron al Sha de Persia y lo sustituyeron por un viejo clérigo llamado Homeini. Esperemos que los buenos musulmanes no prediquen barbaridades en las mezquitas, aunque sus leyes medievales las contemplen. Se cansan de decirnos, que esa doctrina extremista no es la suya, pero ahí están los extremistas aceptando voluntarios, que desconociendo la doctrina islámica de nuestro tiempo, utilizan el terror como arma de guerra aplicando la sharia al pie de la letra. Y países como Arabia Saudí y Qatar los financian con fines espurios. Lamentablemente, los radicales islamistas que están captando gente en las redes sociales andan sobrados de dinero. ¿Hay que acabar con ellos? Por supuesto, y no dejar a ninguno vivo. Pero tendríamos más confianza en nuestros líderes si viéramos a Arabia Saudí y a Qatar repudiadas por su política en favor del radicalismo y contra las democracias, que es de todos sabido, que conforman la retaguardia y zona de descanso de los combatientes del Estado Islámico.
     
     La pregunta del millón: ¿Quiénes han organizado los atentados en Francia y en el Líbano, y quiénes y por qué nos llenan de miedo, ordenando que estos energúmenos nos amenacen? No lo sabremos, pero tendrán un descuido. Seguramente, los que saquen rédito de la venganza francesa o de las reacciones del resto de socios europeos. Pero errores los tienen, que a veces, provocando atentados terroristas, consiguen el efecto contrario al buscado. Practican sin empacho el gran juego: ese en el que los órdagos se traducen en cientos de muertos. Normalmente, los muertos se producen en Beirut, en Karachi, en Islamabad o en la chimbamba, pero, como hemos podido comprobar, no están libres ni París, ni Londres, ni Madrid, ni Nueva York de un atentado. Y todo, por que unos tipejos se han propuesto ganar el órdago y llevarse unos garbanzos de valor incalculable. Si no fuera un negocio de tamaño tan descomunal, el tufo que desprenden los actos terroristas de París huele a moritos de Lavapiés, por la cantidad de marroquíes que hay involucrados en los recientes actos terroristas: o sea, servicios secretos moviendo peones.
   
     Un sexto sentido nos dice, que los que nos manipulan son canallas capaces de llevarnos a una guerra contra el Islám por el jodido dinero. Y no es por el dinero actual, están dispuestos a organizar una guerra por el derecho a meternos la mano en el bolsillo a los europeos durante los próximos 100 años, sin mirar las consecuencias. Y algunos ilusos apuntándose a la yihab, pensando que van a poder imponer el Corán al resto del mundo. Marionetas en un juego en el que todos participamos con entusiasmo, poniendo cara de idiotas.
  
     Entonces, ¿qué debería hacer nuestro gobierno en esta comedia trágica? Como no se puede poner de perfil, actuar con el mismo cinismo que el resto de socios y aliados, que defienden sus intereses, mientras sonríen y se apuñalan: ayudarnos a nosotros mismos y a Francia en Mali, para que pueda hacer uso de todas sus tropas del lado de Rusia, de Alemania y posiblemente de Inglaterra, y a la vez, echarle una mano a los EE.UU. y a sus aliados para que sigan luchando contra la barbarie islámica, a pesar de lo mal que lo están haciendo, y lo mal que disimulan. Los seguidores de Ben Ladem en Mali se pondrán muy contentos recordando lo bien que pagaba España los secuestros, y los EE.U.  resto de aliados creerán que nos hemos creído su farsa y que venimos como fervientes defensores de la fe y la civilización, a luchar contra la barbarie yihadista. Cuando acabe la función, pasarle la factura a los que ganen y que nos adjudiquen todas las obras posibles, para llenar el mundo de AVES. Obrar de otra manera, será dejarse tomar el pelo.

En los últimos días, Turquía ha seguido con sus incoherencias: ahora pide la destrucción de Israel, mientras recibe las represalias de Moscú, que le está embargando, deteniendo empresarios, y desplegando misiles anti aéreos en la frontera de Siria con Turquía. También se dice en esta comedia, que las tropas de la oposición a al_Asad estaban compuestas en su mayoría de turcos. ¡Átame esa mosca por el rabo! 

lunes, 23 de noviembre de 2015

ATENTADOS EN PARIS: 13 VIERNES, NOVIEMBRE 2015.-


Hacía mucho tiempo que no me apetecía escribir un texto largo en el Blog, gastando mi tiempo en comprometerme en Facebook y en Twiter con pequeños comentarios. Las reacciones al cobarde atentado de París me han llevado a fijar mis vómitos en este escrito, para que recuerde siempre, que muchos de mis compatriotas, por maldad o ignorancia, no aprecian su país, ni su cultura, ni su religión, dispuestos en su inconsciencia y cobardía a que sean otros los que den la cara y la sangre en su lugar y no hablo de los que gastan sus energías en deshacer España, a los que los dioses confundan. Tampoco están dispuestos a defender el continente en el que vivimos: Europa. Tendrían que haber nacido en el cuerno de África, por citar lugares míseros y de vida difícil, o en Corea del Norte, paraíso de la opresión, para que supieran apreciar la patria que los acoge. “La invasión de un territorio acaba en colonización, cuando sus habitantes no lo defienden, y la colonización puede muy bien acabar en genocidio, cuando los que vienen, en lugar de a explotar sus recursos vienen a quedarse”.

Se dice, que los musulmanes nos invaden siguiendo un plan preconcebido: la invasión silenciosa a través de la fertilidad que imponen a sus mujeres: al menos, eso dicen los daneses, que lo comprendieron enseguida cuando estas gentes se les comieron el presupuesto social y les dejaron claro a través de sus jefes religiosos, que su única Ley sería la Sharia. Desde ese momento, se acabó la hospitalidad y la política de puertas abiertas en Dinamarca. También nos lo advirtió el obispo católico de Mosul: que tendríamos grandes dificultades con los musulmanes por tratarlos como a iguales, que para ellos nosotros somos infieles, y por lo tanto, seres inferiores.

Aquí viene la interrogante, si esos emigrantes piensan igual que sus dirigentes y aceptan lo que escribió Mahoma sobre la inferioridad de los infieles, o por el contrario, nos ven como iguales. Lo normal es que los emigrantes económicos miren a los anfitriones con cierto complejo, al margen de otros sentimientos menos confesables. Yo estoy seguro que individualmente no son diferentes a nosotros, y que hay más gente buena que mala, y que lo de la yihad forma parte del pasado, pero debido a sus costumbres y rezos, tienen un comportamiento mucho más cohesionado que el resto de los hombres. Forman un grupo con personalidad propia y distinta a la de sus miembros, y estos obran de acuerdo a lo que el grupo espera de ellos: el grupo impone un comportamiento al buen musulmán y es capaz de corregirlo. El problema, que el comportamiento de los musulmanes como grupo social lo condicionan sus imanes, y lógicamente, no es lo mismo un imán radical contaminado de yihadísmo, que un imán moderado. Tampoco es lo mismo un pueblo pequeño donde todos son musulmanes, que una gran ciudad, donde el rebaño se descarría fácilmente.  


Debido a su funcionamiento como grupo social dirigido, el comportamiento individual  del musulmán poco aportará si no se promueven cambios en su religión, ya que esa religión condiciona toda su forma de vida. El viejo comportamiento como grupo nos pone en peligro, pues, si nos dejamos, sus dirigentes nos aplicarán sus leyes medievales: esclavizando o matando a los que no se conviertan. Si hay un plan de invasión en marcha no lo sé, pero lo cierto es que estamos invadidos por gentes que en sus países sólo tenían miseria y que en todas partes se reproducen exponencialmente, aprovechando que nuestra sanidad garantiza la supervivencia del 100% de los nacidos, pues en sus países morirían como moscas. Pensemos, que si todo va bien, en 20 años los emigrantes musulmanes serán mayoría en casi toda Europa, y que sus candidatos, aprovechándose de nuestras leyes, subirán al poder y nos someterán.


Hablaré de la integración en los países de acogida: Es un sinsentido que estas gentes quieran destruir el lugar en el que la mayoría han encontrado subsidios; algunos, trabajo; y todos, pan, sanidad, cultura y libertad para sus hijos y para sus mujeres. Y todo gratis. Así debería ser, pero no lo es, porque nos odian y no son valores que aprecien: forman parte de una cultura que odian también a las mujeres en cuanto dejan de ser niñas, y al menor desliz, las trata peor que a los perros. Es un contrasentido para nosotros que estén pensando en convertir Europa en los países que han dejado, pues supondría para ellos quedarse sin trabajo, sin oportunidades, y con una total falta de libertad, al acabar con la cultura de acogida. Pero debe tener algún sentido para ellos, aunque cada vez estoy más convencido de que esos líderes musulmanes que se han propuesto apoderarse de Europa, no han ido más allá en su pensamiento: no creo que tengan pensado qué harán después, dando por supuesto que Alá proveerá. Como los virus y las bacterias de cualquier enfermedad, que acabando con el cuerpo enfermo, mueren con él. Ese objetivo de apoderarse de la Europa rica tendría sentido si quisieran hacerse con nuestra economía y asegurarse un futuro con ella, pero, apoderarse de Europa para convertirla a este Islam es destruir nuestra sociedad y acabar todos en la miseria. Lamentablemente, en los lugares de Europa donde llevan muchos años, las siguientes generaciones, en su mayoría, no se han integrado ni han aprovechado las oportunidades que han tenido para integrarse. Es cierto que la crisis les ha privado de trabajo a sus jóvenes y que en los suburbios de las ciudades la vida es dura, pero lo es, o ha sido dura para todos.


Ellos también son las víctimas de esos imanes que predican el culto a la muerte, pero, si no se revelan, alguna responsabilidad adquieren. Esos imanes predican política más que religión, y sus sermones van en contra de esa mayoría de musulmanes que no se meten en política. Sin imanes, acabarían relajando sus costumbres e integrándose, pero en sus costumbres impera el control a los demás: los niños aprenden a aislar a aquél que no reza o que no guarda el Ramadán, en cuanto a las mujeres, todavía peor, pues aíslan y persiguen a las que no visten o no viven como musulmanas, que pueden acabar castigadas físicamente. De eso y otras cosas se encargan los imanes radicales, machacando a los suyos con que los infieles somos seres inferiores a los creyentes islámicos. 

Por eso, el mayor peligro del islamismo no está sus emigrantes, está en sus clérigos: en todos ellos, radicales incluidos, porque controlan a sus seguidores para que sigan preceptos medievales y no se integren en las sociedades de acogida. El gobierno de Gran Bretaña ha dado ejemplo en la solución a este problema: echar discretamente a los clérigos radicales, sustituyéndolos por clérigos moderados, manteniendo una suave vigilancia sobre ellos. Los demás países de Europa deberían hacer lo mismo. Yo añadiría algo más: deberían fabricar imanes para pastorear a los musulmanes que viven entre nosotros, en lugar de importarlos: todo en favor de una convivencia futura, que no acabe en explosiones de violencia o en expulsiones masivas. Luego, con una sociedad musulmana transformada, ir adaptando su Corán a los nuevos tiempos, para que abandonen esas prácticas medievales, impropias de una sociedad sana, y acepten la democracia, el derecho de los demás a practicar su propia religión y que todas las mujeres son libres e iguales a los hombres. En nuestro país también tuvimos que evolucionar: nuestras mujeres vestían en los pueblos sallas y pañuelos, al margen del velo que usaban en misa; lo mismo, con sus derechos, que hasta hace pocos años dependían de su padre o de su marido para cualquier negocio, y aquí estamos. 


Ese es el mayor problema que tiene hoy el Islam: lo mismo que nosotros estamos escandalizados de las bárbaras costumbres de sus radicales, ellos están escandalizados de que sus mujeres, viendo a las nuestras, quieran liberarse. Están escandalizados de que quieran estudiar, de que quieran disponer de sus vidas escapando de la autoridad de sus padres o maridos, de que quieran ejercer profesiones liberales, vestir al modo occidental, conducir vehículos, etc. y de que sus jóvenes abandonen sus costumbres.


Los cambios originan tensiones e inseguridad, pero, por grandes que estos sean, no creo que lleguemos a una guerra total con ellos, que no comprenden que la guerra la tienen perdida. Y no me refiero a la guerra que se desarrolla con armas de fuego dentro o fuera del campo de batalla, que también, sino a esa otra guerra que tiene lugar en toda la sociedad humana y que modifica nuestro cerebro viendo los anuncios de la televisión, las pelis, la música, la moda, y los adelantos que surgen en progresión geométrica en el mundo civilizado. ¿Quién nos iba a decir hace pocos años que con un simple teléfono íbamos a estar comunicados en cualquier parte del mundo y disponer en ese objeto de aplicaciones sin cuento que lo hace imprescindible y nos da libertad? Estos inventos dejan atrás la oscuridad en una guerra sin cuartel contra el pasado que nos abre la mente a cosas más divertidas. Esta evolución tecnológica hace que esta gente quiera encerrarse en el pasado, porque ven que el porvenir no cuenta con ellos y los va a barrer.


¿Qué sacan pasando la vida reprimiendo a los suyos, con lo que está bien y mal, tratando de imponer a los demás lo que muchas veces ellos no son capaces de cumplir? Que se lo digan a los príncipes saudíes, en cuya sociedad lapidan a las mujeres y a los homosexuales imponiendo la sharia, mientras ellos no se privan de fiestas aberrantes, en las que efebos afeminados van pintarrajeados y vestidos con túnicas que disponen de un agujero atrás dispuesto para mantener relaciones sodomitas.


¿Podrá esta gente que usa nuestros móviles inteligentes mientras los odia, mantener unos satélites y una tecnología que no comprenden?, ¿son capaces de desarrollar algún tipo de tecnología sin el apoyo de los países infieles? Nos necesitan más de lo que creen y la pregunta que deben hacerse es ésta:


-  ¿Esos infieles cristianos y ateos que tanto odiamos, nos necesitan a los musulmanes? ¡No!, ya se lo digo. Ni a ellos ni a su petróleo, que se sigue usando por presiones políticas, pues se dispone desde hace años de tecnologías que puede sustituirlos con ventaja.

-  Otras preguntas que deben hacerse: ¿tienen esos infieles armas para destruirnos? De sobra, les digo; ¿Y cojones para utilizarlas? Que aprieten un poco más y lo descubrirán.

Para no alargar más este artículo, el siguiente artículo versará sobre quiénes están disputándose el territorio de Irak y Siria y cuáles pueden ser los objetivos de cada contendiente. 

En cuanto a los compatriotas que cobardean, decirles dos cosas para terminar ¿van a defender nuestra cultura y nuestra patria si va a más este problema?, si no lo van a hacer como nuestros antepasados, ¿se van a convertir al Islam o creen que los islamistas les permitirán seguir viviendo? Que vayan pensando.



jueves, 28 de mayo de 2015

La Ley Electoral en España y los problemas que nos genera

Las elecciones municipales y autonómicas ya han pasado. La duda es si han servido de algo, porque las incertidumbres creadas superan la situación anterior.
Vivimos en democracia, pero desde el principio se ha visto que la democracia española adolece de graves defectos que complican nuestra convivencia y restringen los derechos de los españoles frente a los derechos de los políticos y de nuestros enemigos. ¿Hay algún interés en corregirlos? No, no hay ningún interés por parte de nuestros políticos en corregir nada.
Los principales defectos son los siguientes:
-          A los partidos políticos españoles que se presentan a las elecciones no se les exige que recojan en sus estatutos la aceptación de la Constitución y las Leyes de la Nación Española. Antes al contrario, hay estúpidos o mal intencionados que presumen de que nuestras leyes respetan y permiten a nuestros enemigos presentarse a las elecciones, y que es legítimo que propongan nuestra destrucción como nación, siempre que utilicen medios democráticos. Lógicamente, esos partidos se dedican a socavar nuestra democracia, utilizando para conseguir sus fines el dinero de todos. ¿Hay algo más estúpido que pagar voluntariamente la soga con la que algunos nos quieren ahorcar? Esto no ocurre en ninguna parte, y las democracias más solventes se defienden, prohibiendo esos partidos. Aquí tenemos partidos etarras gobernando ciudades con el consentimiento de los últimos gobiernos, que lo han permitido saltándose la Ley de Partidos Políticos; no faltan partidos nacionalistas e independentistas que cuestionan la unidad de España y nos amenazan al resto con la separación; también tenemos partidos y organizaciones de izquierdas que deberían estar prohibidos por la historia de sangre que arrastran, que disfrazados de demócratas, cuestionan nuestra democracia, cuando se les ven sus intenciones, defendiendo y poniendo como ejemplo democrático a regímenes totalitarios y asesinos.
-          Tenemos una ley electoral lamentable que se salta el principio de un hombre un voto. Hay votos que valen más que otros, lo que permite a fuerzas nacionalistas conseguir en el Parlamento Español una representación mayor de la que les correspondería por los resultados obtenidos. Una concesión más de los partidos de la Transición a nuestros enemigos, unos partidos esencialmente cobardes y también traidores.
-          Otro gran fallo de la Ley Electoral es no tener previsto que haya segunda vuelta cuando no hay un claro vencedor. Los partidos se saltan los derechos de los ciudadanos, eligiendo en nuestro lugar, quién va a ser Presidente del Gobierno, quién va a ser el Presidente de la Comunidad o el Alcalde. La mayor parte de las veces acaban sentados en la poltrona los perdedores, que rápidamente se ponen de acuerdo para suplantar la voluntad popular. Menuda democracia, y menuda cuadrilla de ratas.
Lo anterior es importante, pero hay más:
-          La formación de los políticos no se cuestiona, permitiendo que auténticos indocumentados llenen las listas de los partidos y se pongan a administrar presupuestos para los que no están preparados. Otros, están demasiado listos para apoderarse de los caudales públicos o aprovechar sus cargos para corromperse. Normalmente, la corrupción es consentida por los partidos políticos españoles para financiarse ilegalmente, que no pierden ocasión a la hora de buscar recursos, comenzando por parasitar a los propios representantes, a los que se les quedan parte del suelo. En fin, que el sistema no se preocupa de comprobar la idoneidad de los candidatos, analizando sus curricula y entrevistándolos, antes de darles paso franco.
-          La formación de los votantes tampoco se cuestiona, dando por supuesto que cumpliendo 18 años todos estamos preparados para ejercer el derecho a votar. Para otros menesteres, te exigen un examen muy caro de pasar, como el permiso de conducir, pero para votar nada exigen: nos dan un cursillo acelerado cada vez que hay elecciones, escuchando a los candidatos de los distintos partidos desmenuzar un programa cuyo incumplimiento no conlleva ninguna penalización. Más que formados, acabamos hartos de lo que presumimos son mentiras encadenadas y entre unos y otros nos machacan.
La realidad nos dice que los votantes fallamos a la hora de dar nuestro voto. Pero más que por acertar o fallar, deberíamos analizar el derecho que tenemos.
¿Por qué podemos votar a los 18 y no a los 14 o a los 16? Por la misma razón, ¿estamos preparados para votar teniendo 90 años? Para seguir conduciendo a esas edades hay que pasar exámenes médicos concienzudos, para votar, no. Hay quien dice que es más justo permitir el voto a un joven, que en los cuatro años siguientes va a ser mayor de edad, que a un mayor que en esos cuatro años puede morir. Duro debate.
Profundizando más, ¿vale lo mismo el voto de una persona sin oficio ni beneficio, ni patrimonio, que no paga impuestos ni aporta nada a la comunidad, que el voto de una persona que, estando al día en el pago de impuestos, tiene un patrimonio y empresas que aportan puestos de trabajo y riqueza a la sociedad española? El voto del primero puede ser irresponsable, pues nada se juega, mientras el voto del segundo, en cada elección se juega la hacienda. No es popular traer a colación el viejo concepto del voto censitario, que se supone superado, pero en nuestra situación puede que haya que replanteárselo, con unas leyes que permiten votar a extranjeros sin raíces españolas, por el simple hecho de estar censados en España y ser mayores de edad. En su país no nos dejarian votar.

Nos quejamos de situaciones injustas, cuando las llevamos consintiendo desde hace 37 años. Exijamos más y pongamos nosotros los límites a los políticos: como dice un wasap que corre por internet, el ladrón nos elige, al político lo elegimos nosotros. Mientras el primero nos levanta cosas, el político que sale ladrón nos puede robar la salud, la educación de nuestros hijos, la pensión, la vivienda, el trabajo y hasta la conciencia. Y si en vez de ladrón nos quiere perjudicar más, puede echarnos a reñir a hermanos contra hermanos, en otra guerra civil innecesaria, que sólo responde a sus intereses.