lunes, 10 de junio de 2019

España se está suicidando




Hoy me he convencido de que nuestra sociedad, tan liberal y abierta, va camino del suicidio. Ya en mi juventud nos vanagloriábamos de que nuestra generación estaba rompiendo tabúes respecto a la generación de nuestros padres, tan respetuosos ellos con guardar las formas y con el qué dirán. Nos dejamos el pelo largo copiando a los Beatles, y comenzamos a besarnos en público con nuestros ligues o novias, además de organizar guateques sin apenas luz, donde nos pasábamos la tarde bailando apretados. No nos dábamos cuenta de que era la antesala del desmadre que tenemos hoy.

El motivo de mi escándalo ha sido encontrarme a las 11 de la mañana, en un parquecito que hay delante de un instituto, a dos chicas adolescentes sentadas en un banco morreándose sin importarles nada, como si no tuvieran familia y nadie las conociera en el barrio. No hace ni una semana que observé en la terraza de un bar algo mucho peor en adultos: vi como un individuo sentado saludaba a otro personaje que permanecía de pie a su lado y que iba en pantalón de deporte. El sentado le metía la mano por la pernera al que estaba de pie hasta llegar a sus partes. Pasados unos minutos, el sentado se acercaba a la barra a saludar a otro elemento que le tocó el culo de una forma peculiar y reiterativa, como si formaran parte de un grupo de sexo. No me gustó lo que vi.

Una cosa es oírlo y otra verlo. Tenemos el índice de natalidad más bajo de Europa, acompañado de un número de abortos que calculan en 100.000 al año. Sólo nos faltaba que a las mujeres, que han sido hasta hoy las guardianas de los valores, les dé por las relaciones homosexuales, y que los hombres cambiemos de gusto.

No me sirve que me digan que antes se escondían para hacer lo mismo, ni que son una minoría. Es cierto que una pequeña parte de las personas tienen en su naturaleza esa inclinación, y que la naturaleza impone su ley, pero lo que tenemos hoy no es naturaleza, es vicio, es degeneración, es probarlo todo, son los síntomas de una sociedad enferma con directrices equívocas que ha perdido el Norte. Lo de Sodoma y Gomorra fue la reacción de un dios al descubrir un fallo importante en su creación, hoy ese fallo se ha multiplicado. No son tan pocos, y a ese creador le debe dar lo mismo.

En el pecado está la penitencia. Antes teníamos conciencia de lo que estaba bien y de lo que estaba mal (equivocados o no, pero la sociedad ponía unos límites a las personas, y esos límites se respetaban). Se llamaban valores y se seguían tras libre elección, porque era lo correcto. Hoy no hay valores, es la sociedad del hedonismo, de los derechos sin obligaciones, del libertinaje y del hago lo que me da la gana. Peor que los animales, porque los animales respetan los ciclos naturales y hoy se ha perdido el respeto.

Así es muy difícil educar. El ejemplo que ven nuestros pequeños en las calles y en las aulas no es el más ejemplar. No digamos con lo que se encuentran cuando comienzan a vivir su vida como adolescentes, con amigos dispuestos a probarlo todo, corriendo como pollos sin cabeza: viajes de estudios donde se inician en los excesos, botellones donde corre el alcohol y las drogas, música horrorosa, sexo sin freno, la píldora del día de después (una bomba de hormonas que les dan a las niñas, sin conocer bien las consecuencias), horarios irracionales e inapropiados, locales que generan sordera y muchas veces violencia, situaciones de peligro para l@s más desprotegid@s (robos, violaciones, y a veces muertes). Todo en una sociedad que de forma contradictoria no deja salir a jugar a los niños a la calle.

Estamos perdidos. La educación de un hijo en una ciudad requiere al menos a una madre, a un padre y a unos hermanos, y en pequeñas localidades a todo el pueblo. Hoy los padres no están en casa, aunque estamos los abuelos para suplir su ausencia, y no siempre hay hermanos, pero nos lo ponen muy difícil a las familias si en los colegios públicos no les dan a nuestros hijos los valores tradicionales o les dan otros valores ajenos a la moral, a nuestra cultura y a nuestras creencias (https://okdiario.com/espana/concejal-del-psoe-canarias-sus-alumnos-eso-ninos-hay-que-castrarlos-nacer-4211669). Respetan las creencias de los niños musulmanes, pero no de los niños cristianos. Antes no teníamos educación sexual, más allá de cuando tocaba estudiar los órganos de reproducción. Insuficiente de todo punto de vista, pero era algo que cada familia debía solucionar. Si te educabas en un colegio religioso, te daban una orientación sexual cristiana de abstención, pues el sexo se contemplaba como algo importante reservado al matrimonio y a la reproducción, y si no ibas a un colegio religioso, tenias la educación familiar y la que daba la calle, con unos amigos que sabían menos que tú, pero que ponían al sexo y a la mujer en un pedestal, por su importancia: tenían madre, hermanas y un sentido que hoy está ausente, que es la conciencia. Hoy es un Sin Dios.

No penséis que soy otro YHVH intransigente. Entiendo que pueda haber orientaciones sexuales diferentes, las referidas a aquellas procedentes de la imperfección de la creación y no del vicio y del probarlo todo. Acepto que cada cual en su alcoba duerma con quien quiera y viva con quien le dé la gana en ejercicio de su libertad y no de la imposición y la propaganda, pero esto no. Que no nos condenen de antemano al 96% de la población por ser heterosexuales a seguir leyes de género invertidas, y que no intenten cambiarnos, obligando a nuestros pequeños a deformar sus gustos, tomando como normal lo que es una excepción.

En países como Rusia no aceptan estos cambios, antes al contrario, se han propuesto recuperar los valores perdidos con el comunismo, educando a su juventud en el patriotismo. Aquellos que se atreven a hacer públicas sus inclinaciones corren riesgos serios, pues la sociedad no se lo tolera.

Nosotros tenemos que rebelarnos. Si no lo hacemos, seguirán corrompiendo a nuestros pequeños, y perderemos la nación, pues sin nuevas parejas heterosexuales ya no habrá niños españoles que tomen el relevo, aunque no conseguiremos nada si no imponemos nuestra cultura y recuperamos los valores cristianos para nuestra descendencia.

Nuestros enemigos vislumbran el éxito de sus planes, pues hoy nuestra sociedad es incapaz de reproducirse en la proporción necesaria y la invasión musulmana de Europa es un hecho. Cuando quieren apoderarse de una nación, la debilitan, corrompiendo a su juventud. Les ha bastado con 40 años de paz en nuestro caso, para pervertir a nuestra juventud, y en el caso de Europa, la mataron organizando dos guerras mundiales (aunque lo de mundiales es una falsedad). La masonería imparte órdenes en este sentido, e impone sus objetivos a nuestra sociedad, en manos de políticos traidores. Mientras, una parte de la judería lo celebra(https://www.youtube.com/watch?v=LFPRX57ijyo), sin darse cuenta, que centrados en el mal de Europa, cavan el suyo, si no, que analicen lo sucedido cada vez que han utilizado al Islam para conseguir el poder. Por ser breve: que recuerden lo que les aconteció con la invasión de España en el 711, y que recuerden a Homeini.

Nos quedan 20 años.