La asonada turca ha sido un auto golpe de estado. En este caso, los turcos, en nombre de la democracia se han puesto la soga al cuello. Erdogán había hecho una pequeña limpieza en el ejército, el garante de la democracia en Turquia; también había hecho cambios importantes en la Constitución, para aumentar sus poderes. La jugada es de manual: promueve su propio golpe engañando a algunos jefes y oficiales arrastrados por un alto mando; lo inician convencidos de que es por el bien del pueblo turco, y de que no hay que derramar sangre; en un momento de la noche, el cabecilla del golpe traiciona a los golpistas: Erdogan puede aterrizar y se hace cargo del mando. Al día siguiente hace limpieza en el ejército y en la adjudicatura sin oposición: 3000 mandos del ejercito que no le siguen y más de 2000 jueces son cesados. Jugada completa: no conocía a sus enemigos en el ejército y se han puesto al descubierto. ¿Ha triunfado la democracia en Turquia? Antes no había prensa libre, ahora el ejército ya no es garante de nada, y los nuevos jueces serán afines a la Sharia. Un golpista serio hubiera neutralizado a Erdogán y a los clérigos de las mezquitas de las principales ciudades y hubiera derramado sangre entre los partidarios de Erdogán para aterrorizarlos. Pero no ha sido así, por el contrario, Erdogán ha hecho la jugada completa. Erdogán ya es Sultán. Seguirá habiendo elecciones, pero asociado a los clérigos, Erdogán ganará siempre. Tiempo al tiempo. Me hago una pregunta: los enemigos de la democracia se aprovechan de ella para tomar el poder y no soltarlo, ¿pueden los demócratas echar del poder por la fuerza a los Erdoganes y Maduros?, ¿por qué no?: porque somos gilipollas.
Regalaré peras del olmo, deseos incumplidos, estrellas invisibles, amigos del alma, canciones sin autor, viajes a la Luna, amores perdidos, sueños imposibles, maravillas intocables, cromos de chocolate, chicles de bola, pipas con sorpresa, dolores de risa, cuentos felices, dietas milagrosas, vidas de película, culos molones, pechos solidarios, hipotecas incobrables, préstamos locos y bodas de hecho. Lamentablemente, la vida es otra cosa. ¡Perra vida!
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Me quedé corto.
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