Ignacio venía de hacer
deporte con unos amigos; vio que unos energúmenos estaban agrediendo a una
mujer; se bajó de la bici; cogió el monopatín y se lanzó a defenderla. Uno de
los energúmenos apuñaló por la espalda a Ignacio, y lo mató.
Aunque Ignacio fue
asesinado, su decisión ayudó a muchos viandantes a huir y escapar de la muerte.
Ignacio nos ha hecho recuperar la fe en el ser
humano, porque fue el acto de generosidad de un hombre, que en lugar de pensar
en sí mismo y a pesar del riesgo, se lanzó a defender a una mujer armado de un
monopatín, seguramente sin saber, que esos energúmenos estaban armados y buscaban
acuchillar a cuantos más ingleses mejor. Ahora se ha corrido que no salió a
defender a una mujer, que se lanzó a defender a un policía inglés. No entiendo
esos ocultamientos, como tampoco entiendo que no se diga por la tele que
Ignacio formaba parte de una familia católica ejemplar, cuyos valores
trascienden en todas las entrevistas que les hacen. Y ahora que esos valores
son rechazados por nuestra sociedad, es para preguntarse, si esta sociedad está
en su sano juicio abandonando los valores cristianos que a lo largo de la
historia la han hecho grande.
Dicen, que los que no tienen miedo son unos inconscientes,
y que los inconscientes son peligrosos, porque no ven el peligro. No es el caso
de Ignacio, que sabía que corría peligro, pero su generosidad le llevó a
defender a otra persona que estaba siendo atacada por unos indignos. Ignacio no
lo pensó (no había tiempo para pensar), y no esperó (no había tiempo para
esperar). Valiente es aquél que actúa superando el miedo, pero tampoco había
tiempo para tener miedo. Ignacio tuvo claro que no podía pasar de largo:
Ignacio rebosaba generosidad y se comportó como lo que era: un héroe.
En un país que lo ha sido todo en el mundo, y que
ha sido capaz de hacer enormes gestas con más voluntad que medios (cuatro
frailes abnegados con unos pocos soldados harapientos, y una carga inmensa de
valores), los españoles nos sentíamos abandonados de los dioses, convencidos de que
nuestros enemigos habían convertido nuestro país en un corral de gallinas. Ignacio: es de
celebrar que este gallinero comience a dar gallos como tú.
Nuestros gobernantes llevan cuarenta años poniendo
delante de nosotros un espejo que deforma nuestra sociedad. La persistencia es
la de la gota de agua, que poco a poco horada hasta las piedras. Comenzaron
disfrazando de libertades democráticas lo que eran simples ataques a la familia,
a través de los medios de comunicación, para acabar con nuestros valores. Desde
el principio, ocultaron nuestra historia mientras permitían que gobiernitos
vascos y catalanes se inventaran la suya denigrando la historia general de
España; cuarenta años haciendo sentir facha a quien honraba, mostraba y defendía
la bandera roja y gualda común; silbando a nuestro himno al que le niegan una
letra; suprimiendo el ejército de reemplazo; permitiendo que denigraran nuestras
costumbres, nuestro pensamiento católico, nuestras tradiciones. Últimamente han
llenado nuestro país de gentes resabiadas enemigas de nuestra religión. Un
esfuerzo inmenso sólo explicable si esos gobiernos siguen las consignas de
nuestros enemigos, que buscan trocear nuestra unidad y convertir una sociedad
blanca, católica y española (homogénea) en una sociedad plural (de variados
colores, con diversas religiones, y gentes de origen diferente). Puede parecer que una
sociedad plural es más democrática que una sociedad homogénea, pero no tiene
nada que ver con la democracia, tiene que ver con la fortaleza o la debilidad
de una sociedad, porque en una sociedad plural pueden colarse nuestros enemigos
y vivir entre nosotros sin parecer distintos. Si a nuestra sociedad católica la hacen plural será una sociedad débil y difícilmente
podrá rechazar a los enemigos de los católicos, porque ellos son listos y podrán camuflarse mientras nos hacen daño; además, se han hecho los amos del
mundo. El caso es que nuestros gobernantes han permitido
que inocularan en nuestra sociedad virus desintegradores. Hay demasiados traidores
entre nosotros colaborando con el enemigo, sobre todo entre la izquierda, entre
los progres, entre los nacionalistas. La mayoría llenando las logias de forma
irresponsable, buscando en su egoísmo las bendiciones de un arquitecto llamado Satanás. La desintegración de España y de su Imperio lleva más de 200 años en marcha, ahora nuestros enemigos la han extendido al resto de Occidente, con ataques islamistas, y la colaboración de muchos gobiernos europeos, que aplauden la invasión musulmana de Europa, irresponsablemente. Fruto de esa política que busca sociedades plurales imposibles se ha producido el atentado en el que ha muerto Ignacio Echevarría. Para siempre "Nuestro Ignacio".
Ignacio: Arturo Pérez Reverte te llama héroe y desea
que te reciban entre sus brazos los héroes de nuestra historia, la de verdad.
Pérez Reverte cita sólo a unos pocos, pero desde los viejos celtíberos, si
todos los héroes patrios te acogen entre ellos no estarás nunca solo. Entre
todos buscadnos nuevos héroes para esta patria desnortada, y que los nuevos héroes llenen de patriotismo a la tropa española: esa que no lleva uniforme pero que se lanza a la calle cuando la atacan a matar y a morir, y entre
todos, los vivos y los muertos, salvemos a España de los peligros que la
acechan, la mayoría creados por españoles ingratos y traidores. Salvemos a España, y salvemos a Europa siguiendo el ejemplo de Ignacio.
Ignacio: rezamos por ti; reza tú también por nosotros, que nos va a hacer falta.
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