Algunos bancos se aprovechan de nuestra candidez.
La afición al dinero y el razonable deseo de sacar un poco más por nuestros ahorros, nos convierte en presa potencial de bancos y cajas con pocos escrúpulos que, prometiendo el oro y el moro en sus productos, terminan haciendo negocio redondo con nuestros ahorros. Como en el juego de la ruleta de un casino, que siempre gana la banca, con los sofisticados productos que nos meten por los ojos, las ganancias también son para ellos.
Un ejemplo:
Te venden un producto maravilloso por el que prometen un 5% a una parte de tu inversión durante un mes: perra y media de cebo. La otra parte -tu pez-, la inviertes a un plazo de 24 meses. Te dicen que esta parte de la inversión puede ir consolidando las ganancias mensuales que superen el 3% del IBEX (el índice por excelencia de la bolsa de valores española), Eso sí, cada mes sólo puedes ir sumando un máximo del 1,25%. Te advierten en el catálogo, que es un producto de riesgo, pero te ponen un ejemplo de lo más optimista, en el que te dicen que puedes ganar hasta un 18%, con la garantía, de que si las cosas van mal, no pierdes tu dinero, pues el capital está garantizado. Cansado de rechazar otras ofertas peores, al final te la juegas y le dices que sí, pensando que nunca cobrarás ese 18% del que hablan, pues te conformas con un 3%. Lo que se ha callado el bancari@, y en la propaganda se sobreentiende, es que, si la bolsa baja, te van a aplicar la bajada completa, con lo cual, el máximo del 1,25% que te aplican en las subidas, se lo comen con patatas en las bajadas.
Con esas cuentas de pillo, en los primeros 3 meses, tu Ibex particular acumula unas perdidas del 10 % y a los 6 meses un 28%. A los seis meses, los intereses que acumulas por pardillo son del 0%. Suponiendo que el Ibex hiciera el milagro imposible de subir los 18 meses que restan un 1,25%, la probabilidad de obtener alguna ganancia sería del cero patatero. Cuando se te ocurre preguntar, que información no te mandan ninguna, contestan que la culpa es del IBEX, por comportarse tan malamente, pero sabes que el IBEX ha hecho lo que hace siempre: subir y bajar. La culpa es de ellos, por vender un producto viciado y también de las autoridades bancarias por permitir semejantes prácticas. Si lo hiciéramos nosotros saldríamos en los telediarios.
Sabemos que en los timos hay dos pillos: el timador y el timado, y que no se sabe quién de los dos es peor. Aún así, la justicia carga la mano con el timador, que es el que ejerce la actividad preferida del diablo, de tentar al hombre. En nuestro caso, pillos sólo hay uno, que es la banca, pues nos vende un producto fallido desde el principio, porque ni siquiera tienes la probabilidad del cara o culo para ganar algo con él. No has ido al rastro a jugártela con trileros, has entrado en una entidad que se supone honesta y que está vigilada por autoridades. Tu culpa no está en la ambición desmedida, está en no haber mirado con lupa lo que te ofrecían y fiarte de su sonrisa.
El problema añadido es que confundimos a la persona que está detrás de la mesa o ventanilla del banco con tu asesor financiero, cuando no lo es: sólo es un vendedor al que premian por pescar incautos ¿Cuántos habrá dentro de las cárceles penando con mejor intención?, y no me refiero al vendedor, sino al directivo del banco que aprobó semejante oferta. Los malos de verdad suelen estar fuera y a salvo de la justicia. Eso sí: muy arriba.
Seguramente me timarán muchas veces, pues me empeño en confiar en las personas. Sigo pensando que los equivocados son ellos, por valorar más el dinero que la gente. Al final, ganando, pierden clientes y también amigos. Yo me iré con la música a otra parte.
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