Hace muchos años que la empresa papelera “La Montañanesa” viene fabricando papel en Zaragoza, a costa de ensuciar el aire del valle del Ebro y las aguas del río Gállego con los restos no aprovechables de la celulosa y los malos olores que produce la fabricación del papel. En tiempos de Franco, esa empresa era inalcanzable a las denuncias, contaminando el aire y las aguas de forma vergonzosa, que yo lo veía cada vez que pasaba por el puente del Gállego; en nuestro tiempo, esa empresa, perteneciente al grupo Torras..., sigue contaminando el aire y las aguas con los mismos olores, aunque lo haga de forma más discreta y el río no baje sucio.
Las empresas contaminantes suelen asumir en todas partes el pago de multas y mordidas como mal menor, que siempre es más rentable pagar que investigar para evitar la contaminación o poner filtros, con lo cual, siguen contaminando. A las autoridades en general, les viene mejor cobrar las multas que endurecer posturas legales previstas, como la persecución penal del responsable o el cierre, pues contravenir la ley se convierte en una fuente fija e importante de ingresos. Sale a relucir el argumento de que no conviene poner en peligro los puestos de trabajo, olvidándose de que por encima de ese bien está la salud de la sociedad y de los propios trabajadores. Pasa lo mismo con las multas de tráfico, que cambian su finalidad coercitiva por la recaudatoria pura y dura.
No voy a negar, que el río Gállego ha mejorado mucho desde aquellos tiempos en los que sus aguas eran envenenadas en Sabiñanigo por la empresa Inquinosa y su polígono industrial y que luego eran ensuciadas en el barrio de Montañana por esta papelera. Inquinosa desapareció con su lindano, pero no es admisible que en nuestro tiempo la Montañanesa siga contaminando el aire que respiramos y el agua de un río pirenaico, por el hecho de que sus niveles de contaminación sean menores que antaño, y seguro que lo son.
No hace mucho tiempo, hice una denuncia al Ayuntamiento de Zaragoza y me contestaron, que los niveles de contaminación de la Montañanesa estaban dentro de los márgenes permitidos por la Ley; a mi indicación de que seguro que no era así y que aprovechaban las horas nocturnas, días de niebla, etc., para saltarse esos márgenes, me dijeron que la fabricación de papel se hacía en tres turnos durante las veinticuatro horas del día, y que la emisión de gases y agua era constante, lo cual es, simplemente, mentira. Di por supuesto que por ese camino no lograría resultado alguno; luego, pude comprobar en denuncias que figuran en Internet, que a otros denunciantes el ayuntamiento tampoco les había hecho ni caso, con lo cual, algo tendrá que decir el concejal de medio ambiente de Zaragoza, actualmente el Sr. Jerónimo Blasco Jáuregui, y nuestro Alcalde desde hace años, el Sr. Belloch. Y si el Ayuntamiento no es capaz, ¿qué hace por nosotros el Consejero de Medio Ambiente Alfredo Boné o su jefe, nuestro Presidente de la Comunidad?
Llevo varios años sufriendo esa contaminación y si algo repite esa industria es que aprovecha siempre la nocturnidad y otros fenómenos meteorológicos para contaminar. Los días normales comienza emitir gases sobre las doce de la noche y finaliza siempre a eso de las nueve de la mañana; en ese horario, no puedes abrir las ventanas para ventilar y aunque las brisas son caprichosas, el olor siempre llega. Fuera del horario descrito, en los días en calma, no hay olor a papelera, con lo que queda claro que aprovechan la noche. En los días de invierno no molesta tanto, pues, por las noches, no se tienen abiertas las ventanas. En verano por el contrario, es un infierno, pues, ese olor, mezcla de col, chocolate y mierda penetra en las casas y se refugia en las bodegas y garajes (como si fuera más pesado que el aire). Te enfrentas a una disyuntiva: si cierras la ventana, te asas de calor o te cuesta un riñón en aire acondicionado; si no cierras, te envenenas. En verano se agradecen las noches de Cierzo, pues el aire arrastra y aleja las partículas hacia los montes de Villamayor y podemos dormir con las ventanas abiertas. Seguro que aprovechan el cierzo para contaminar a tope, y no soy mal pensado. Las aguas del Gállego por su parte, se ven claras, pero no hay más que acercarse al río para detectar su mal olor. Yo, desde luego, no me comería ni bebería nada salido de él. ¡Ojo! que el olor alcanza a buena parte de Zaragoza.
Las gentes de Montañana sufren en silencio las consecuencias de su localización a cambio de un empleo. Los demás, incluyendo buena parte de la ciudad del Ebro, nos vemos obligados a padecer la papelera, sin que nadie se adolezca de nosotros. Dicen que durante la Expo hubo pacto de no contaminación, pero no sé yo... Lo que sí hubo fueron promesas incumplidas del Alcalde Belloch. Las organizaciones ecologistas deberían ser más activas en este caso, con manifestaciones y actos de protesta en la puerta de la fábrica y en el Ayuntamiento, recogiendo firmas, etc. Muchos acudiríamos.
Los médicos de cabecera de la zona reconocen en privado que los niveles de cáncer en Montañana son superiores al resto de Zaragoza y de Aragón, con lo cual, los rumores disparan las cifras reales de cáncer, porque las autoridades sanitarias callan y eso nos preocupa Consejera Noeno. Al fin y al cabo, si los gases contaminantes de la Montañanesa son o no son cancerígenos, imagino que no tienen importancia para el Consejo de Administración de Torraspapel S.A., pues ellos se reunen en su lejana sede de Barcelona, de Carrer Llull 331, lejos de sus industrias; ni tampoco a nuestras autoridades locales y autonómicas, que hemos comprobado que cuando ha habido escapes http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=473223 se han enterado dos días después y, aunque se rasguen las vestiduras cuando se produce alguna fuga, parece que no quieran molestar mucho a los señores directivos que figuran en http://www.kompass.es/ficha-identidad-empresa/torraspapel-s-a-0030045.html, temiendo seguramente que se lleven su mierda a otra parte, que no caerá esa breva.
Choca ver en su web, http://www.torraspapel.com/es-ES/sostenibilidad/Paginas/default.aspx que esta empresa presume de tecnologías limpias, de minimizar el impacto ambiental y de apoyar proyectos solidarios. En la Montañanesa de Zaragoza, entre las doce de la noche a las nueve de la mañana, lo de la limpieza y mínimo impacto ambiental que afirman, es mentira. Se lo digo a quien sea y además se lo demuestro; lo demás que afirman, señores directivos de Torraspapel, no sé si será verdad, pero lo dudo.
Entiendan, que todo en esta vida no ha de ser ganar dinero y que los afectados por el "mínimo" impacto contaminatorio de sus empresas protestemos si su ambición, avaricia y tacañería sigue poniendo en riesgo nuestra salud y contamina el entorno en el que vivimos. Seguramente, que ustedes también protestarían si alguien conocido arrojase gases malolientes por las ventanas, puertas y chimeneas de sus mansiones en la Ronda Alt de Barcelona o donde vivan, y eso cada día, los 365 días del año. Mucho más, si esa fetidez fuera causada por una mezcla de sulfuro de hidrógeno (SH2), dióxidos de azufre y organoclorados varios que generan dioxínas y furano para atacar el sistema inmunológico, nervioso y reproductor, como aseguraba la noticia del Periódico de Aragón el 11 de febrero de 2008 http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=386492. y los informes de Gren Peace. Seguro que se cabrearían si las autoridades no les hicieran ni caso. A alguno de ustedes, Sr. Regull y directivos, quizás les gustase inhalar dosis de gases de sus papeleras sostenibles y ecológicas, como afirman; podrían probar así, que sus emanaciones no atacan el sistema nervioso, reproductor e inmunológico de las personas. Apúntense el Consejo de Administración de Torras en pleno y llámenme como testigo, que me aseguraré bien de comprobar lo que respiran.
Si es verdad o no que hay más cáncer en Montañana que en el resto de Zaragoza, alguna autoridad sanitaria aragonesa tendría que investigar y aclararlo en el parlamento regional, que para eso está y cobra puntualmente del bolsillo de todos los aragoneses y zaragozanos, que a muchos nos preocupa. Por cierto, que en esto no debe haber Oposición que haga preguntas parlamentarias, ni se haga eco de nuestras sospechas. También nos preocupa saber, Consejero Arguilé, si corremos algún riesgo consumiendo las borrajas y acelgas de Montañana que comercializan las grandes superficies en toda España, que están sujetas al ambiente fétido que origina una empresa que presume de ser sostenible y ecológica, pero que sólo es el foco más importante de contaminación de Zaragoza. Ustedes lo están consintiendo ahora, ¡vaya usted a saber por qué!, como otros lo consintieron antes sin ningún derecho, olvidando juramentos prestados al tomar posesión de un cargo público que ocupan en nuestro nombre; mientras, los zaragozanos parece que estemos obligados a sufrirlo, sin protestar.
No es una empresa estratégica de cuyo futuro dependa el nuestro; por lo tanto, cumplan con su obligación y obliguen a sus directivos a cumplir escrupulosamente hasta el último decreto de alcaldía
Me gustaría saber también si tuvo algo que ver la contaminación de esta empresa con la decisión del Ayuntamiento de no poner la conocida, entre otros nombres, por "Expo Borraja", en los terrenos donde desagua el río Gállego. ¿Ha sido por que los olores nauseabundos del río se hubieran notado demasiado? ¡Lástima! Qué mala suerte hemos tenido los zaragozanos. Quizás se hubieran visto obligados los de Torras a mejorar las instalaciones y a ganar menos.
El dinero bien ganado ennoblece, pero el dinero que se gana poniendo en grave riesgo la salud de las personas y ensuciando el medio ambiente, envilece al hombre. No lo convierte en animal, que los animales no atropellan a nada ni a nadie, lo convierte en "no persona": que es un ser racional que prescinde de su parte espiritual y trascendente, para abrazar el materialismo real, a través del egoísmo y del engaño. Engaño a los demás, pero también a sí mismo, aunque esto último les importa muy poco, cuando su grado de envilecimiento como personas ya es supino.
Diputación General de Aragón, Diputación Provincial de Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, Partidos que gobiernan algo y partidos de la blandita oposición. ¿Hay alguien ahí adentro que defienda a los zaragozanos de esta empresa barcelonesa?
Picando en el título se accede a un artículo interesante sobre el olor a coles podridas que sufrimos los que vivimos en la Zaragoza del extrarradio (Montañana, Santa Isabel, La Jota, Picarral, Las Fuentes, entre otras, aunque también llega el olor al Actur, a la Química, a las Delicias, etc.).
Las empresas contaminantes suelen asumir en todas partes el pago de multas y mordidas como mal menor, que siempre es más rentable pagar que investigar para evitar la contaminación o poner filtros, con lo cual, siguen contaminando. A las autoridades en general, les viene mejor cobrar las multas que endurecer posturas legales previstas, como la persecución penal del responsable o el cierre, pues contravenir la ley se convierte en una fuente fija e importante de ingresos. Sale a relucir el argumento de que no conviene poner en peligro los puestos de trabajo, olvidándose de que por encima de ese bien está la salud de la sociedad y de los propios trabajadores. Pasa lo mismo con las multas de tráfico, que cambian su finalidad coercitiva por la recaudatoria pura y dura.
No voy a negar, que el río Gállego ha mejorado mucho desde aquellos tiempos en los que sus aguas eran envenenadas en Sabiñanigo por la empresa Inquinosa y su polígono industrial y que luego eran ensuciadas en el barrio de Montañana por esta papelera. Inquinosa desapareció con su lindano, pero no es admisible que en nuestro tiempo la Montañanesa siga contaminando el aire que respiramos y el agua de un río pirenaico, por el hecho de que sus niveles de contaminación sean menores que antaño, y seguro que lo son.
No hace mucho tiempo, hice una denuncia al Ayuntamiento de Zaragoza y me contestaron, que los niveles de contaminación de la Montañanesa estaban dentro de los márgenes permitidos por la Ley; a mi indicación de que seguro que no era así y que aprovechaban las horas nocturnas, días de niebla, etc., para saltarse esos márgenes, me dijeron que la fabricación de papel se hacía en tres turnos durante las veinticuatro horas del día, y que la emisión de gases y agua era constante, lo cual es, simplemente, mentira. Di por supuesto que por ese camino no lograría resultado alguno; luego, pude comprobar en denuncias que figuran en Internet, que a otros denunciantes el ayuntamiento tampoco les había hecho ni caso, con lo cual, algo tendrá que decir el concejal de medio ambiente de Zaragoza, actualmente el Sr. Jerónimo Blasco Jáuregui, y nuestro Alcalde desde hace años, el Sr. Belloch. Y si el Ayuntamiento no es capaz, ¿qué hace por nosotros el Consejero de Medio Ambiente Alfredo Boné o su jefe, nuestro Presidente de la Comunidad?
Llevo varios años sufriendo esa contaminación y si algo repite esa industria es que aprovecha siempre la nocturnidad y otros fenómenos meteorológicos para contaminar. Los días normales comienza emitir gases sobre las doce de la noche y finaliza siempre a eso de las nueve de la mañana; en ese horario, no puedes abrir las ventanas para ventilar y aunque las brisas son caprichosas, el olor siempre llega. Fuera del horario descrito, en los días en calma, no hay olor a papelera, con lo que queda claro que aprovechan la noche. En los días de invierno no molesta tanto, pues, por las noches, no se tienen abiertas las ventanas. En verano por el contrario, es un infierno, pues, ese olor, mezcla de col, chocolate y mierda penetra en las casas y se refugia en las bodegas y garajes (como si fuera más pesado que el aire). Te enfrentas a una disyuntiva: si cierras la ventana, te asas de calor o te cuesta un riñón en aire acondicionado; si no cierras, te envenenas. En verano se agradecen las noches de Cierzo, pues el aire arrastra y aleja las partículas hacia los montes de Villamayor y podemos dormir con las ventanas abiertas. Seguro que aprovechan el cierzo para contaminar a tope, y no soy mal pensado. Las aguas del Gállego por su parte, se ven claras, pero no hay más que acercarse al río para detectar su mal olor. Yo, desde luego, no me comería ni bebería nada salido de él. ¡Ojo! que el olor alcanza a buena parte de Zaragoza.
Las gentes de Montañana sufren en silencio las consecuencias de su localización a cambio de un empleo. Los demás, incluyendo buena parte de la ciudad del Ebro, nos vemos obligados a padecer la papelera, sin que nadie se adolezca de nosotros. Dicen que durante la Expo hubo pacto de no contaminación, pero no sé yo... Lo que sí hubo fueron promesas incumplidas del Alcalde Belloch. Las organizaciones ecologistas deberían ser más activas en este caso, con manifestaciones y actos de protesta en la puerta de la fábrica y en el Ayuntamiento, recogiendo firmas, etc. Muchos acudiríamos.
Los médicos de cabecera de la zona reconocen en privado que los niveles de cáncer en Montañana son superiores al resto de Zaragoza y de Aragón, con lo cual, los rumores disparan las cifras reales de cáncer, porque las autoridades sanitarias callan y eso nos preocupa Consejera Noeno. Al fin y al cabo, si los gases contaminantes de la Montañanesa son o no son cancerígenos, imagino que no tienen importancia para el Consejo de Administración de Torraspapel S.A., pues ellos se reunen en su lejana sede de Barcelona, de Carrer Llull 331, lejos de sus industrias; ni tampoco a nuestras autoridades locales y autonómicas, que hemos comprobado que cuando ha habido escapes http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=473223 se han enterado dos días después y, aunque se rasguen las vestiduras cuando se produce alguna fuga, parece que no quieran molestar mucho a los señores directivos que figuran en http://www.kompass.es/ficha-identidad-empresa/torraspapel-s-a-0030045.html, temiendo seguramente que se lleven su mierda a otra parte, que no caerá esa breva.
Choca ver en su web, http://www.torraspapel.com/es-ES/sostenibilidad/Paginas/default.aspx que esta empresa presume de tecnologías limpias, de minimizar el impacto ambiental y de apoyar proyectos solidarios. En la Montañanesa de Zaragoza, entre las doce de la noche a las nueve de la mañana, lo de la limpieza y mínimo impacto ambiental que afirman, es mentira. Se lo digo a quien sea y además se lo demuestro; lo demás que afirman, señores directivos de Torraspapel, no sé si será verdad, pero lo dudo.
Entiendan, que todo en esta vida no ha de ser ganar dinero y que los afectados por el "mínimo" impacto contaminatorio de sus empresas protestemos si su ambición, avaricia y tacañería sigue poniendo en riesgo nuestra salud y contamina el entorno en el que vivimos. Seguramente, que ustedes también protestarían si alguien conocido arrojase gases malolientes por las ventanas, puertas y chimeneas de sus mansiones en la Ronda Alt de Barcelona o donde vivan, y eso cada día, los 365 días del año. Mucho más, si esa fetidez fuera causada por una mezcla de sulfuro de hidrógeno (SH2), dióxidos de azufre y organoclorados varios que generan dioxínas y furano para atacar el sistema inmunológico, nervioso y reproductor, como aseguraba la noticia del Periódico de Aragón el 11 de febrero de 2008 http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=386492. y los informes de Gren Peace. Seguro que se cabrearían si las autoridades no les hicieran ni caso. A alguno de ustedes, Sr. Regull y directivos, quizás les gustase inhalar dosis de gases de sus papeleras sostenibles y ecológicas, como afirman; podrían probar así, que sus emanaciones no atacan el sistema nervioso, reproductor e inmunológico de las personas. Apúntense el Consejo de Administración de Torras en pleno y llámenme como testigo, que me aseguraré bien de comprobar lo que respiran.
Si es verdad o no que hay más cáncer en Montañana que en el resto de Zaragoza, alguna autoridad sanitaria aragonesa tendría que investigar y aclararlo en el parlamento regional, que para eso está y cobra puntualmente del bolsillo de todos los aragoneses y zaragozanos, que a muchos nos preocupa. Por cierto, que en esto no debe haber Oposición que haga preguntas parlamentarias, ni se haga eco de nuestras sospechas. También nos preocupa saber, Consejero Arguilé, si corremos algún riesgo consumiendo las borrajas y acelgas de Montañana que comercializan las grandes superficies en toda España, que están sujetas al ambiente fétido que origina una empresa que presume de ser sostenible y ecológica, pero que sólo es el foco más importante de contaminación de Zaragoza. Ustedes lo están consintiendo ahora, ¡vaya usted a saber por qué!, como otros lo consintieron antes sin ningún derecho, olvidando juramentos prestados al tomar posesión de un cargo público que ocupan en nuestro nombre; mientras, los zaragozanos parece que estemos obligados a sufrirlo, sin protestar.
No es una empresa estratégica de cuyo futuro dependa el nuestro; por lo tanto, cumplan con su obligación y obliguen a sus directivos a cumplir escrupulosamente hasta el último decreto de alcaldía
Me gustaría saber también si tuvo algo que ver la contaminación de esta empresa con la decisión del Ayuntamiento de no poner la conocida, entre otros nombres, por "Expo Borraja", en los terrenos donde desagua el río Gállego. ¿Ha sido por que los olores nauseabundos del río se hubieran notado demasiado? ¡Lástima! Qué mala suerte hemos tenido los zaragozanos. Quizás se hubieran visto obligados los de Torras a mejorar las instalaciones y a ganar menos.
El dinero bien ganado ennoblece, pero el dinero que se gana poniendo en grave riesgo la salud de las personas y ensuciando el medio ambiente, envilece al hombre. No lo convierte en animal, que los animales no atropellan a nada ni a nadie, lo convierte en "no persona": que es un ser racional que prescinde de su parte espiritual y trascendente, para abrazar el materialismo real, a través del egoísmo y del engaño. Engaño a los demás, pero también a sí mismo, aunque esto último les importa muy poco, cuando su grado de envilecimiento como personas ya es supino.
Diputación General de Aragón, Diputación Provincial de Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, Partidos que gobiernan algo y partidos de la blandita oposición. ¿Hay alguien ahí adentro que defienda a los zaragozanos de esta empresa barcelonesa?
Picando en el título se accede a un artículo interesante sobre el olor a coles podridas que sufrimos los que vivimos en la Zaragoza del extrarradio (Montañana, Santa Isabel, La Jota, Picarral, Las Fuentes, entre otras, aunque también llega el olor al Actur, a la Química, a las Delicias, etc.).