lunes, 16 de febrero de 2009

La democracia es un sistema político débil. Lo ocurrido en Venezuela lo demuestra.

En el primer mundo ensalzamos la democracia como el sistema político ideal o menos malo para los ciudadanos. Cuando es atacado este sistema de gobierno, normalmente lo hacen desde dentro: alguien que utiliza el sistema de elecciones para alcanzar el poder, y una vez que toma posesión del mismo, se queda en él, al principio por las buenas, después, haciendo trampas, y al final por las malas. Lamentablemente, carecemos de mecanismos para defender la democracia de esas corruptelas. No es así por parte de los enemigos de la democracia, que disponen de mecanismos efectivos para introducirse en ella y anularla ¡Qué decir de ayudas internacionales! ¡Todas! La mayoría por omisión.
Eso es lo que ha pasado en Venezuela. Un Presidente que había perdido el referendum que él mismo convocó hace un año para modificar la Constitución y eternizarse en el poder, nuevamente vuelve a convocarlo y lo gana. Durante el año transcurrido, los recursos públicos que este personaje ha podido desviar para conseguir su objetivo él lo sabrá. No seamos incautos: de haber perdido el referendum nuevamente, hubiera convocado otro, y así sucesivamente.
No es que diga que presentarse indefinidamente como candidato sea anti democrático, que aunque no sea lo más recomendable, no lo es. En nuestro país Aznar se impuso un límite de dos legislaturas, pero hubiera podido continuar. Lo que hace indigno el proceder de Chaves es la utilización que hace del poder presidencial para reprimir a la oposición, utilizando los medios públicos. Si en cualquier país europeo de los de larga trayectoria democrática tomara el poder un individuo como Chaves, verían en él un peligro. Si no hay límite sobre el número de mandatos en muchas constituciones es por que confían en que los elegidos van a respetar los principios de democráticos, no se van a dedicar a destrozar a la oposición y no van a hacer trampas en las elecciones.
Algunos mal intencionados comparan a Chaves como Presidente de Venezuela con nuestro Rey, alegando en su favor que él puede ser elegido, mientras que el rey Juan Carlos no se presenta a las elecciones. Nuestro sistema político es una monarquía, no es una república, y así lo aprobamos los españoles. Por otra parte, me gustaría saber si esos malintencionados aguantarían que don Juan Carlos ejerciera el poder como lo ejerce Chaves, tuviera sus mismas atribuciones y las pusiera en práctica cada día. ¿Alguien sabe quién es el Primer Ministro de Venezuela, el equivalente a nuestro Zapatero?
Se manipula el sistema democrático para mantenerse en el poder, creyendo que todo vale y no debe ser así. Ha de haber unas autoridades internacionales que salgan garantes de los ciudadanos secuestrados a los que se les quita la libertad.
Si el sistema democrático no es defendido por quien tanto lo ensalza, ¿es que hay gentes importantes interesadas en que la democracia sea un coto cerrado para unos pocos?, ¿quién nos consiente vivir en democracia a unos sí y a otros no? ¿Qué es esto?
No podemos dejar solos a los Venezolanos. La gran corruptela está en utilizar los caudales públicos en favor del partido en el gobierno, que puede así crear innumerables pesebres obligando a sus beneficiarios a comprometer su voto. Mientras tanto, una de las naciones más ricas del mundo sin apenas infraestructuras, dedicada a socavar los débiles cimientos democráticos de las demás naciones sudamericanas, en lugar de ocuparse de los suyos ¡Hay remedios si se quieren aplicar!
No pensemos que en nuestro país somos ajenos a estos déficit democráticos: miremos nuestras autonomìas y nuestra ley electoral antes de presumir, que siendo Chaves amigo de nuestro Presidente, a lo mejor tenemos que poner nuestras barbas a remojar, por lo del antiguo refrán. Para empezar, en nuestro país se persigue a la oposición utilizando los aparatos del Estado de Derecho, cada vez que hay elecciones; en algunas autonomías, la creación de pesebres para garantizarse el voto es una corruptela de años; se permite el voto de los emigrantes que viven en el extranjero, sin la suficientes garantías, porque favorece a los partidos en el gobierno, etc., etc. No vamos muy bien que digamos.

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