domingo, 8 de noviembre de 2009

Tardío Adiós a Sabino

Un Adiós tardío al compatriota Sabino, que pasó a mejor vida.

Sabino: Ya perdonarás mi tardanza en decirte adiós. No me conocías; yo a ti sí, como millones de españoles, que te admirábamos y te estábamos agradecidos desde el anonimato. Sabías ser y estar y hacerlo con elegancia y discreción. Un gran español que ejercía como tal sin presumir.

Hacía tiempo que te habían desechado como si fueras un trasto viejo. La presbicia o vista cansada la padecen aquellos que no ven bien de cerca, mientras que la miopía la padecen los que no ven bien a lo lejos. Quien te desechó estaba muy mal de la vista, pues no supo ver, ni el valor de tu persona, que estabas siempre a su lado, ni lo que podías haberle aportado durante unos años más ejerciendo tu labor vigilante.

Detrás de un buen dirigente suele haber, al menos, un buen consejero, que es lo que tú eras. Pero no siempre se tiene suerte con los dirigentes, que salen buenos uno de cada muchos; y hasta los mejores, tienen errores graves o se tuercen.

Cansado de un testigo que le resultaba incómodo, alguien que está para servirnos, olvidando tus importantes servicios, creyó que los años le habían dado lo que la naturaleza le negó, y que sabía lo suficiente para prescindir de ti. No pensó en el daño que nos hacía al resto, prescindiendo de tus consejos. Echaba al incómodo testigo de sus desvaríos, pero perdía con ello al copiloto que le ayudaba a llevar la nave por la mejor ruta. Unos navegan en el puente y otros en la sala de máquinas, pero todos vamos en el mismo barco, procurando los unos por los otros.

Tus sustitutos tomaron la responsabilidad sin tu prestigio ni autoridad moral, fáciles marionetas sujetas a la obediencia del superior inalcanzable, que en tu caso era alumno y casi hijo.

Continuaremos sin ti, ocupado como estás en buscar el camino que lleva al Paraíso, en busca del verdadero Dios. Deseamos que lo encuentres. El camino que te resta lo haces solo: vigila, para no caer en el engaño; por donde caminas, los que se dejan atrapar por el demonio vuelven otra vez a la vida, teniendo que representar un nuevo papel en esta comedia que fácilmente se convierte en drama o en tragedia.

Vete tranquilo, que has cumplido, el infierno está aquí.

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