martes, 1 de diciembre de 2009

La política es tentación, vocación, oportunidad, ¿qué es? Se admiten opiniones.


        En la política hay de too: buenos y malos; o sea, tontos y listos. Normalmente los listos y los malos son los que llegan lejos, porque son astutos, taimados y sin escrúpulos, además, esas cualidades suelen coincidir en el mismo sujeto; los otros, los pardillos, se van aburriendo por el camino, pues reciben palos de todas partes, y si se descuidan, acaban metidos en algún marrón de no te menees. Veamos dos ejemplos:

         Según una definición popular que me he inventao, producto de 30 años de democracia mejorable, "Corruto es el compañero que sa metío a manejar el cotarro político pa chupar de la borrega y sacar tajá”. ¡Vamos!, que “lo mejorcico de cada casa” -perdón por la ironía-, en lugar de dedicarse a delinquir matando a disgustos a su padre y a su madre, como era la costumbre, se apuntan a la política. Para los que formamos la sociedad en general, que somos los que ponemos la pasta, era mejor lo de antes: que se dedicaran a escarmentar a particulares, pues, al final, acababan en la cárcel y el daño que hacían al común no era mucho. Con la democracia, estos pájaros se han dado cuenta de que pueden medrar rápido, mejor y sin riesgos entrando en política. Estos listillos familiares se meten en partidos que tocan poder –lo de la ideología, como el amor, vendrá con el tiempo, cuando se vayan conociendo. 

         El camino es empinado: se trata de asirse a uno de los nudos que tiene la cuerda de ascender -normalmente el de abajo- pero, estos malhechores siempre pillan descuidao a alguno de más arriba, que no esta bien sujeto y le da vergüenza dar coces cuando le importunan. Saben que en cuanto asciendes un poco en el escalafón, tienes entradas de palco gratis en el futbol, en los toros, en el teatro y en la ópera (si hay); pronto localizan al compañero más hijo puta que está asentado en la poltrona, para ponerse bajo su amparo y dispensarle del trabajo sucio que acostumbraba. Cuando ya pertenecen al círculo de los que comparten secretos inconfesables, ascienden en las listas electorales –los ascienden pa quitarselos de encima, que los han calao, y les tienen más prevención que a un tiranosaurius rex en ayunas-, con lo cual, les dan y consiguen un cargo de cierta importancia: comienzan a viajar en avión y en el AVE por el morro en clase busness, consiguen coche oficial, chofer, secretaria y guarda espaldas de una tacada, etc; pronto se ven inaugurando cosas rarísimas y carísimas, que valen la mitad o menos de lo que han costao –algunas las inauguran hasta cuatro veces- y si hay comida de celebración por el inaugure, la manduca por la filo a cambio de un discurso incomible. Al poco, les queda salario y pensión para los restos. Si se conforman con ser culiparlantes (diputau del Congreso o senaor -independentista o no-), la cosa va más despacio, pero, mientras llega la oportunidad de apuñalar a Cesar, la bebida, los cafés, los pinchos del bar, y el alojamiento del Rich les salen a precio de amigo. Todos los conocen y les invitan, que el día de mañana puede depender de ellos tu negocio y tu futuro, que van lanzaos hacia los telediarios. Cuando estos pajaritos caen en un partido con poco futuro electoral, hacen lo mismo, hasta que controlan la parte de arriba y se vuelven imprescindibles e inalcanzables, dedicados a controlar con mano dura a todos los que le rodean y a mirar por ellos mismos, como siempre.

Si por el contrario no perteneces a lo “mejorcito de cada casa”, tienes tus escrúpulos y, engañado o no, te apuntas a la izquierda recalcitrante. ¡Sí, hombre, la de toda la vida!, la que sigue empeñada en salvarnos de nuestras degeneradas costumbres para imponernos dieta de cubano. Pues bien, esa izquierda, te hace diputao o concejal pa quitarte del sueldo establecido el impuesto revolucionario correspondiente. Te lo dejan temblando. El IRPF seguro que te lo respetan: “pa que te lo chupes entero, que pa eso te lo han rebajao en las Cortes; lo demás es pal partío, que anda siempre canino y tiene muchos gastos”. El caso es que te tienes que joder y apañártelas con tu mujer, que te llama tonto las escasas veces que te ve, por la miseria que le das, acordándose del día que le contaste que te ibas a meter a político: “Pa reglá er mundo Facundo” y pensando que tienes por ahí alguna pelandrusca. O sea, que si eres honrao, corres serio peligro de dejar de serlo. Y no les vayas diciendo a tus camaradas que antes ganabas más, que enseguida te apodan “el pudiente” y te avergüenzan. Si en tu empresa durante los cuatro años de mandato, han firmao algún convenio con alguna mejora, “pa ti no hay na, que estás de excedencia y bastante hacen con garantizarte el sueldo que ganabas ¡Que eres el que más ganas de toos!”. Menos mal, que dietas por aquí y viajes por allá, aún sacas una pasta, aunque eso te suponga no ver a la familia y acabar del estómago, por la comida “casera” que te ves obligado a tragate en los baretos, y por la mala leche que se te pone cuando llega el camarada encargado de la contabilidad y te pide también el impuesto revolucionario por las dietas.

 Y es que no te debes quejar, que si eres de izquierdas y sólo vales pa empujar del carro, estás obligao a seguir siendo un muerto de hambre aunque te toque la lotería, que si te toca, ya te puedes borrar del partido o sindicato y salir corriendo, que no pararán hasta que les des la parte del impuesto de los cojones que ya sabes ¡Pa dar ejemplo! El compañero Fidel es otra cosa: no lo critiques, que aunque es comunista, tenía bula pa hacerse rico; y bastante ha sufrío el hombre con tener que fumar cohibas a tuti ple pa hacer propaganda, andar toda su vida ¿capao? y con barbas, y tener que inventarse aquellos discursos tan largos, y soltarlos de corrido. Si tienes algo que reclamar,… Mejor te lo callas, que el de arriba no esta pa escuchar quejas de blandos, sobre todo si eres de esos listillos que presumen de haber entrao en política pa manejar el cotarro en favo de la clase trabajaora, que la dictaura del proletariao consiste en ezo: en que los de abajo aguanten a los de arriba contentos y orgullosos. Y si no, que se preparen, que no hay que ser desagraecío; que pa eso nos quieren libra de los sucios capitalistas, que no hacen más que explotanos y chupanos la sangre. El de arriba ¡Ya sabes! Está liao intentando cargarse a un compañero más alto que anda distraío, y si le importunas, igual se entrena contigo y te echa la curpa de argo pa usate de perdaño y arcanzá con la hoz arguno da arriba, segale las patas por los tobillos y aplastale la caeza con el martillo.

Continuará…

2 comentarios:

  1. El politico es el profesional de la mentira, son expertos en engañar a los suyos para que crean que su plan es el mejor, a los votantes para que crean que su opción es la mas honesta y les sacará de la miseria y finalmene a ellos mismos para convencerse que lo que hacen no es para enrriquecerse a base de estafar a los conciudadanos sino por su bien.
    Meterse en politica es conseguir el chollo,
    pertenecer a la casta de los sin castigo, como mucho si la haces muy gorda dimites y ya esta.
    El resto de los mortales si la hacemos la pagamos, ellos no, siempre se libran de responsabilidades sobre sus actos por estupidos que sean o independientemente del daño que hagan a los demas, siempre se libran, es fantastico.
    La politica es la oportunidad de vivir del chollo, la tentación de ser inmune y estar por encima del bien y del mal y la vocación de todo embustero.

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  2. Amigo lector, "ta faltao" añadir, antes del punto final "... como Zapatero"

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