El PAR lleva gobernando Aragón desde que tengo memoria. Es cierto que nunca ha ganado unas elecciones, pero es más cierto que nunca las ha perdido. El mérito seguramente está en la cabeza de un hombre llamado Biel, que sabe siempre de qué lado ponerse. Se presenta a veces solo, a veces en coalición, pero siempre acaba gobernando en Aragón.
Yo desconfiaría por principio de tan curioso personaje, pero ni soy socialista ni mando en el Partido Popular, que son los que habitualmente pactan con él. Al final, Biel siempre se sale con la suya. Parece ser incombustible.
La indefinición del PAR seguramente va pareja con la personalidad de Biel: desde el principio, el PAR se mantuvo como un partido regionalista y no autonómico, pero nunca se ha peleado con el régimen autonómico, en el que se mueve como pez en el agua. La política a muchos los hunde, como es el caso del presidente Marcelino Iglesias; sin embargo, a Biel la misma política lo mantiene a flote, cuando seguramente, en las legislaturas anteriores en las que gobernó con Iglesias, era Biel quien tomaba las principales decisiones, y el otro, idioteces como imponer la lengua catalana.
Hoy he sido testigo cómo en el mitin del PP se atacaba a Iglesias razonablemente y se aplaudía a Biel sin motivo y con mucha generosidad. También he visto cómo Biel era recriminado por algunos que le gritaban para que acabara su largo discurso, sin recriminarle por lo que hubiera sido justo: por su responsabilidad política en los gobiernos socialistas. A Biel no se le entendía bien: no sé si por su poca voz o porque le habían bajado el volumen del micro. Biel ha querido aprovechar el lleno de la plaza de toros para echar su discurso y ganarse adeptos; lamentablemente para él, los suyos, si es que los tiene, no han acudido. El público era en su gran mayoría del Partido Popular y, como es lógico, quería escuchar a sus líderes, no a Biel.
No entiendo por qué el PP ha recogido al PAR para ir en coalición ni ha pactado nada con Biel. No tiene nada que ofrecer. Bien sabe el viejo zorro, que, en los tiempos que corremos y en unas elecciones generales, hasta los suyos votan PP. El PAR, en su indefinición, carece de ideología -no así sus votantes- y nos tiene acostumbrados a cambiar de bando en cuanto ve que cambia el viento. No es buen compañero de viaje quien sólo busca su conveniencia. Más que un partido político, es una oficina de colocación, donde Biel, en cada elección, busca un asiento bien alto para su culo. Hasta hoy, siempre lo encuentra a la derecha del Padre de turno (socialista o popular); de esa manera, puede proteger también el culo y el pesebre de sus protegidos, regionalistas o lo que sean.
Aquí cada cual a lo suyo, sin pensar ni en España, ni en el bien común
¡Qué país!
Aquí cada cual a lo suyo, sin pensar ni en España, ni en el bien común
¡Qué país!
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