Todo el mundo sabe que en el boxeo hay reglas y que los púgiles pelean de acuerdo a ellas, vigilados por un árbitro. Contra alguien que pelea sin atender a reglamentos ni a árbitros hay poca defensa, salvo que utilices peores marrullerías. Eso es lo que está sucediendo en esta crisis: un enemigo más o menos conocido se ha liado a mamporros con Europa y la está dejando KO. Le basta para noquearla utilizar los medios de comunicación. ¿Qué es lo que publican los medios de comunicación contra Europa para que vaya de pared a pared? Algo tan simple como los informes de las llamadas Agencias de Rating –todas ellas americanas y supuestamente independientes.
Esos informes no son falsos, pero sí exagerados e interesados. Las agencias los sacan a la luz siempre con oportunidad, periodicidad, rotatividad y unanimidad sospechosa. Es cierto que Europa tiene problemas, fundamentalmente de tipo desunión, y cualquier gigante con los pies de barro es siempre muy débil. El sueño repetitivo de Nabucodonosor en el Antiguo Testamento, que sólo pudo ser explicado por Daniel y que tan bien conocen judíos, cristianos, e incluso musulmanes.
La debilidad se convierte en una oportunidad para el enemigo que sabe aprovecharla. En este caso, el enemigo aprovecha el hecho de que los informes de estas agencias han tenido cierta reputación de verdad entre los inversores, y saben que el mercado los acepta.
Siendo cierta la debilidad de Europa, no lo es menos la debilidad de la economía americana; sin embargo, estas agencias, aunque han emitido algún informe desfavorable, se han cuidado mucho de perjudicar a su país. Por el contrario, son sospechosamente persistentes contra la Unión Europea, como el perro de presa, que una vez que muerde ya no suelta.
Los antecedentes de estas agencias nos dicen que ninguna de ellas supo detectar a tiempo ni denunciar los problemas de Goldman Sachs, la entidad bancaria que generó la crisis actual, ni la quiebra de Lehman Brothers. La importancia de este banco de inversión nos la da el hecho de que de él han salido los últimos Secretarios del Tesoro americanos, gobernadores y altos ejecutivos de importantes bancos centrales: el mismo Mario Draghi, próximo a suceder a Jean Claude Trichet en el BCE, perteneció a la cuadra de Goldman Sachs. Podemos deducir, que si son de la misma escuela, aplicaran parecidas recetas, lo que pone los pelos de punta. Después de esta crisis, si al mundo de la economía le queda algo de sentido común, dejará de creer en estas agencias, que serán seguramente sustituidas por otras, pero habrán servido para destruir la economía europea y eso habrá hecho ganar montañas de dinero a los que no siguen las reglas de juego en el mercado mundial, a cuenta de Europa.
Pero, ¿cuál es el motivo de que Europa se haya convertido en enemigo para los dueños últimos de estas agencias? Algo muy sencillo: el dólar ha sido durante gran parte del siglo pasado la divisa por excelencia. Todo un negocio para la Reserva Federal Americana, una entidad privada formada por un cartel de bancos que cobran su correspondiente comisión por cada dólar que emiten al mercado; al lucrativo negocio de imprimir papel añaden el interés que cobran por los préstamos que dan con esos mismos dólares que imprimen. Curiosamente, la política económica del país más poderoso del planeta está en manos de esos fabricantes de dólares. Pues bien, en la última década, el Euro se ha convertido en una divisa que le hace competencia al dólar y por lo tanto a la FED, la Reserva Federal de los Estados Unidos. Sólo hay que sumar uno más uno para atar cabos. Buscan, que el resto de los países comiencen a desconfiar del Euro como divisa para que vuelvan al dólar; por eso atacan a la economía europea y lanzan todo tipo de noticias reales o imaginarias. Y esperemos que sólo quieran eso y no vayan más allá.
La cosa es que el armamento que utilizan para derribar a su contrincante no es otro que la propaganda, y que bastaría con que los mercados dejarán de dar credibilidad a los informes de estas agencias para desarmarlas de toda influencia.
Hay que reconocer, que esta crisis se ha convertido en una verdadera guerra, en la que unos atacan y los demás nos escondemos como conejos. No hay sangre, pero hay muchas víctimas, pues la miseria se extiende por doquier. No hablemos de los suicidios, que ¿cuántos habrá? Se trata de una guerra psicológica, una nueva forma de guerra moderna que no necesita de ejércitos, pero inutiliza a países que se supone que son aliados y amigos. ¡Eso sí!, para que sea eficaz, necesita que haya muchos tontos como contrincantes y en este caso los hay a montones.
Sobran dedos en las manos para contabilizar a las familias de banqueros que se han adueñado del mundo manejando el dolar desde la FED. Curiosamente, sólo tres eran familias americanas, aunque son otras cosas y no la nacionalidad lo que las une. No sé si Goldman Sachs y Lehman Brothers seguirán perteneciendo a este exclusivo club, tras la crisis que han organizado; si los han echado, el número 6 se habrá hecho realidad en este Sanhedrín. Lo que no nos imaginamos es quién ejerce como Sumo Sacerdote en ese patio de Monipodio.
En esta crisis no es dinero lo que buscan, quieren esclavizar a Europa. Agua tofana es lo único que merecen.
En esta crisis no es dinero lo que buscan, quieren esclavizar a Europa. Agua tofana es lo único que merecen.
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