Los dueños del mundo se han apoderado de un mundo que ya era suyo. Parece un contrasentido apoderarse de algo que ya es tuyo, pero no lo es. No sería la primera vez que un dictador se da un golpe de estado a sí mismo para continuar ejerciendo el poder con mayor comodidad: ahí está la Revolución Cultural China, que le sirvió a Mao para quitarse de en medio a la Banda de los Cuatro y a su propia mujer Jiang Qing que la encabezaba, a la que por lo visto no soportaba. Coloquialmente se le denomina “purga”:
1 Medicina que sirve para evacuar el vientre.
2 Expulsión de los miembros, considerados indeseables o sospechosos de no ser incondicionales, de una sociedad, una empresa o un partido, especialmente la debida a causas políticas.
3 Eliminación o limpieza de cosas inútiles, viejas o malas.
Su origen sin duda, viene del latín, que cede la palabra purga a la doctrina cristiana para su purgatorio.
Pero dejaré la historia y las explicaciones sobre las purgas y centraré la pelota, que ya sabemos para qué se hacen las purgas: sirven a los poderosos para reafirmarse en el poder, soltar el lastre que les sobra, y lo más importante: acabar con la competencia, que en política se llama oposición. Pero no nos perdamos entre dictaduras, que quien domina este mundo no son los políticos, son la gente que maneja la economía y la banca; los políticos son las marionetas de este teatrillo, en el que muchos nos jugamos el dinero para que estos pájaros se lo lleven crudo. No sé para qué querrán tanto dinero, si tienen la máquina que lo fabrica. ¿Es ansia? No es esta la primera vez que toco este asunto, pero no queda más remedio, ya que el problema persiste.
La tesis que persigo es sin duda conspiratoria, pero juzgar vosotros mismos si hay o no conspiración: parto de la idea de que alguien muy poderoso, desde la cúspide de este mundo, por su propia iniciativa o de acuerdo con otros socios, ha maniobrado para crear una crisis que generalice la ruina, el miedo y la desconfianza en todas las naciones. El objetivo general de esta conspiración se puede intuir: purgar al mundo de la economía para salir reforzados sus ejecutores con la ruina de todos; el objetivo concreto no lo conocemos, aunque seguramente lo podremos deducir a tenor de los ataques que viene sufriendo la Unión Europea y el Euro, que es la moneda que le hace la competencia al dólar.
No es intuición. El origen de esta crisis está en la teórica ruina de uno de los bancos más grandes del mundo, que era el banco de inversión conocido como Lehmann Brothers. ¿Por qué digo ruina teórica? Muy sencillo: es un contrasentido creer que alguien se ha arruinado cuando ha hecho un formidable negocio antes de arruinarse. En muchos casos, se arruinan las empresas, no los dueños, y en este caso ha sido así. Los de Lhemann crearon unos productos tóxicos que comercializaron entre todos los bancos del mundo y que resultaron que no valían un carajo (las hipotecas subprime). El negocio que hicieron fue vender deudas hipotecarias a todo el mundo, en las que el comprador percibía los pagos de los hipotecados; después de venderlas, apostaron a la baja contra sus propios productos, ganando otra fortuna mientras las subprime se hundían, con lo cual, conseguían nuevas ganancias a costa del mismo producto; ante los problemas que ocasionaron, quebraron la empresa, dejando su división bancaria en manos del Barclays Bank.
A Lehmann Brothers le acompañaba en esta fechoría otro socio de cuidado conocido como Goldman Sachs. Esta entidad, pía donde las haya, también participó en la colocación de hipotecas subprime y asesoró a la administración del gobierno conservador de Karamanlis en el falseamiento de las cuentas que Grecia debía presentar a la Unión Europea. En aquellos momentos, la delegación financiera en Europa de Goldman Sachs estaba en manos de Mario Draghi, el actual Presidente del Banco Central Europeo, y aunque éste ha negado que tuviera algo que ver con finanzas públicas mientras trabajó en Goldman, parece ser que mintió, ya que el propio banco italiano contradijo con datos a Mario Draghi. Goldman Sachs ha venido practicado una política de aparente generosidad, cediendo a sus directivos y consejeros o contratando a notables políticos, pero no es generosidad, son caballos de Troya que la entidad va colocando aquí y allá para gozar de información privilegiada y tener poder: tradicionalmente, directivos de la cuadra de Goldman Sachs vienen ocupando puestos de responsabilidad en las instituciones económicas más importantes de los Estados Unidos, y actualmente ha ampliado su influencia, exportando esa costumbre a Europa: Mario Draghi ha tomado posesión del BCE y se ha convertido en la más alta autoridad económica en Europa, pero no ha sido el único, otros dos técnicos de Goldman Sachs acaban de hacerse con la dirección de dos paises: Lukas Papademos con la quebrada Grecia, y Mario Monti con una Italia que continúa grogi, después de la paliza que ha recibido en los mercados de deuda. La característica común de ambos mandatarios, que han accedido al poder de dos estados europeos a través del miedo y sin presentarse a unas elecciones. Es decir, no los han elegido ni los griegos ni los italianos, los ha elegido Goldman Sachs y ¡Ojo! Nadie le ha preguntado a Papademos por su participación en el maquillaje de las cuentas falsas que presentó Grecia en la UE. Quieren hacerles creer a los griegos que este señor es honorable y ajeno a los engaños acontecidos en Grecia, y no.
Así, mientras el mundo nada en las turbulentas aguas de la desconfianza y de la ruina por culpa de estas dos empresas, los grandes capitales de este mundo se refuerzan, incrementando enormemente su fortuna a través de movimientos denominados “a corto”; en ellos, los grandes negocian acciones y deuda pública aprovechando rumores y desmentidos que ellos mismos fomentan a través de sus agencias de calificación. Las principales agencias de calificación son Standard and Poor`s, Moody’s y Fitch. Aunque hay más, éstas son las más importantes. Todas ellas están muy desacreditadas profesionalmente, pero sus calificaciones encuentran fácil eco en los medios de comunicación de todo el mundo, consiguiendo así influir en los mercados; por otra parte, según Frank Partnoy, funcionan como un oligopolio. Podemos intuir que estas agencias no son independientes –no somos estúpidos, aunque nuestros dirigentes políticos y económicos parecen serlo- ver el artículo de Expansión al respecto http://www.expansion.com/2011/07/28/empresas/banca/1311889721.html: en él se dice que Moody’s cotiza en bolsa, pero sus más importantes accionistas, ocultos detrás de holdings, mueven billones de dólares y tienen más del 53% de sus acciones; Standard and Poor’s por su parte, no cotiza en bolsa, pero comparte dueños con Moody’s; First es más pequeña, y comparte el negocio y las malas artes con las anteriores. Sus verdaderos dueños, ocultos tras discretos consejos de administración, manejan billones en fondos; con ellos, alquilan acciones o títulos de deuda que venden de inmediato; hemos podido comprobar cómo, en los últimos meses, sus agencias han seguido un plan coordinado para bajar la calificación de títulos, empresas o países, con lo cual, consiguen rebajar en los mercados el precio las acciones, productos financieros diversos y deuda pública; inmediatamente, recompran los títulos a precio inferior, y devuelven los títulos a sus dueños pagando el alquiler y embolsándose jugosas ganancias. La bajada de los precios en forma de escalera, auspiciada por ellos mismos, les ha permitido conseguir ganancias inimaginables para el resto de los mortales. Para ellos, el azar no parece existir, lo que resulta injusto. El poder de estas agencias es real, aunque fácilmente destruible si se hiciera caso omiso a sus calificaciones. Pero no es así: algo nos dice que tienen también el control de las agencias de prensa de todo el mundo, y que gracias a esa influencia, sus calificaciones se convierten en portada en los periódicos de mayor tirada, radio y TV. Y eso no es todo.
En el pasado 2010 se produjeron unas declaraciones de Strauss Kahn diciendo que estas agencias no acertaban, aunque sus informes se tuvieran en cuenta en el corto plazo. Durante el mandato de Strauss Kahn, el FMI resultó ser crítico con estas agencias, y éste acabó dimitiendo por unos escándalos sexuales que acabaron con su carrera. Se dijo que podía haber caído en una trampa tendida por sus enemigos políticos, pero, según se ve, andaba sobrado de enemigos. En condiciones normales, estos escándalos hubieran sido silenciados con dinero, al afectar al jefe de una entidad mundial, acostumbrado a mirar a los demás por encima del hombro. Pero el acoso mediático que sufrió desde el principio fue tremendamente eficaz. Su caso al final fue sobreseído, pero Kahn dejó de ser el presidente del FMI y ya no podrá presentarse a las elecciones presidenciales en Francia. Sin duda, al margen de la realidad o no de los abusos sexuales de Strauss Kahn, éste no supo hacer amigos y sigue estando en entredicho su honorabilidad. El sistema no le protegió, quizás por no haber sabido Strauss Kahn integrarse él o no haber tenido claro quién era su jefe.
¿Qué hace falta para reapoderarte de un mundo que ya dominas? Hace falta estar bien situado económicamente en este mundo, ser muy conocido, tener prestigio y muy pocos escrúpulos para hundirlo sin que te salpique. Eso lo reunían de sobra las dos entidades referenciadas, Lheman y Goldman, por eso pudieron colocar sus activos tóxicos y derivados dentro del mundo financiero mundial sin ningún problema. ¿Pero estaban solos? No es probable. No se hubieran atrevido a dar un solo paso sin el consentimiento del alto Sanhedrín que rige este perro mundo desde la sombra. Los Goldman y los Lhemann ocuparían en ese Sanhedrín, únicamente dos de sus sillas, el resto estarían ocupadas por otros orondos culos, con poder monetario suficiente para hacer doblar el espinazo a cualquier humano o entidad jurídica o política de la Tierra.
Si queremos saber con toda fiabilidad quién está detrás de ese poder en la sombra, no es una información al alcance de cualquier mindungui, aunque es aceptable pensar que los amos maniobran desde la FED (La Reserva Federal americana). Es una entidad privada, pero, curiosamente, es la máxima autoridad económica mundial, y ya se sabe: “dame la máquina de hacer dinero y el resto lo manejas tú”. Sean quienes sean los dueños de semejantes culos, seguirán siendo gentes pertenecientes a grandes familias de banqueros, que no por tener mucho dinero se salvan de padecer alguna vez en la vida las hemorrides propias de un cuerpo mortal.
Pensando en el corazón del capitalismo, tendemos a pensar que los poderosos personajes que conforman ese Sanhedrín sean americanos; seguramente nos equivocaremos, pues la nacionalidad no tiene por qué ser relevante entre gentes que viajan en su propio avión por un mundo que consideran suyo, y no necesitan pasar por la aduana como estamos obligados a pasar el común de los mortales. Compartirán sin duda otras afinidades, como adorar al becerro de oro, algo muy propio de quien practica el materialismo, la religión más en boga en este mundo. Esta gente representa el triunfo de la religión de Satanás, que está basada en la posesión de bienes materiales: “Todo el mundo te daré, si postrándote me adoras” –le dijo a Jesús.
La lista de poderosos que venía circulando por Internet parece ser que ya no rige o al menos hay quien la tilda de teoría conspiratoria, como si los Rothschild se hubieran arruinado o extinguido sus negocios bancarios y de otra índole en la más estricta intimidad; incluía también esa lista a los Lazard, a los Seif, a los Warburg, a los Lehman, a los Kuhn Loeb, a los Rockefeler, a los Morgan y a los Goldman. Ninguno tiene donde caerse muerto, reyes todos de la codicia y del ansia. En algunas listas no figuran los Morgan, por considerarlos algunos delegados de los Rothchild en USA. Así las gastan estas fortunas en el trato, que todos no son iguales en lo alto de la pirámide: hay un Pontífice que los rige. Lo que no se sabe si el pontífice es jesuita, rabino o las dos cosas, pero se sabe que es el que manda sobre estos mercaderes.
Pues bien, volviendo a la crisis. La FED, que estaba tranquila y se dedicaba a inundar de dólares el mundo y hacer cada día más ricos a sus dueños, un día se vio sorprendida por Europa, que decidió tener una moneda común, el Euro. El dólar hasta entonces era una moneda muy apreciada por todos los países emergentes y por las grandes fortunas, petrodólares incluidos. El negocio que tenía la FED era redondo: cada dólar que salía de la máquina de imprimir, sin apenas gastos, dejaba una ganancia neta de varios centavos; a ello había que añadir los intereses que percibían por los préstamos en dólares que daban a países y fortunas de todo el mundo. El gobierno de los USA también participaba en el negocio, pues el resto del mundo, con su necesidad de dólares para pagar el petróleo que necesitaba, financiaba el déficit americano. Al principio del euro no pasaba nada. Los países de Europa eran amiguetes, socios al fin y al cabo. El problema surgió cuando el euro comenzó a hacerle la competencia al dólar debido a que muchos países, desconfiando del dólar o diversificando sus divisas, dejaron de comprar dólares para comprar euros.
Pues bien, los dueños del mundo, quejosos porque su negocio de hacer dólares se resquebrajaba, lanzaron a sus perros contra el euro y contra la Unión Europea desde varios frentes: inundando de productos tóxicos el mercado financiero para romper la confianza; inundando de rumores el mercado europeo para especular en operaciones a corto ganando grandes sumas de dinero en bolsa y mercados secundarios y atacando la economía de los países más débiles de Europa, para romper la unión y debilitar su mercado. No han corrido a salvar la economía del país que los acoge, los USA, que también tiene grandes problemas. Por el contrario, han estado a lo suyo. ¡Claro!, que de las sanguijuelas sólo se puede esperar que chupen la sangre del más próximo. Por eso, han insistido en un plan “B”, por eso colocan a sus hombres de confianza en países como Grecia, como Italia y en instituciones como el BCE. Pero, ¿por qué lo consienten Merkel y Sarcozy?, ¿tienen miedo y quieren ganar tiempo o están de su parte?
¿Parece esto una teoría conspiratoria o es una realidad?
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