miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los homosexuales que casan ya son matrimonio. Si no tiene marcha atrás, propongo que se cambie el nombre del matrimonio hetero por otro.-


De entrada, mi respeto hacia las personas que tienen gustos sexuales diferentes al mio; entiendo, que si esas personas se emparejan en un proyecto de vida común tengan los mismos derechos que yo, que vivo y estoy casado con una mujer. 

Dicho lo cual, también entiendo que su unión, por mucho que diga el Tribunal Constitucional, no es un matrimonio. Las palabras son importantes y tienen el significado que tienen y el significado de la palabra matrimonio tiene miles de años a su espalda, que no es una palabra propia de la religión, ni de la Iglesia, sino del Derecho Romano, que reconoce a la mujer que contrae matrimonium con un hombre, el derecho a tener hijos dentro de la legalidad. 

Esa unión entre personas del mismo sexo merecerá un nombre digno, pero no puede definirse como matrimonio. ¡Anda que no hay nombres posibles! ¡Pues no!, se trataba de tocar las narices al resto de la sociedad en general y a nuestra cultura, Iglesia incluida.

Si esa unión va a llamarse en adelante matrimonio, por favor: que cambien el nombre a la unión heterosexual, que si no, aquí no habrá dios que se entienda.  

Qué tiempos aquellos en los que se ponía sonoros nombres a cada tipo de unión carnal: la unión permanente y fiel de soltero con soltera la llamaron abarraganamiento y barraganería -en ella andaban muchos curas- y se decía de la pareja en cuestión que estaban amancebados; en el concubinato también hay relación marital y estabilidad, pero suele fallar la fidelidad, pues normalmente el hombre está casado. El concubinato se aplica también en algunos países a las parejas homosexuales. 

Hay otros nombrecicos populares: arrimo, apaño, arreglo, lío, contubernio...

¿Hemos perdido en este país esa facilidad para poner mote a cosas nuevas o viejas?, ¿no podemos bautizar a estas uniones con un nombre lo suficientemente atractivo para que se extienda por nuestra sociedad, dejando sin efecto una sentencia que pone en entredicho al matrimonio tradicional?

Yo voy a poner mi granito de arena y propongo que a la unión homosexual se le llame GAYMONIO.

¡Ah! A ese tribunal que llaman Constitucional que lo disuelvan y que le llamen el Tribunal de los TRAGADERAS, que las tienen de ballena. 


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