viernes, 18 de abril de 2014

El partido Barcelona Madrid acabó 1-2, el partido Cataluña resto de España lo vamos perdiendo.


Ayer tuvimos el diagnóstico de la enfermedad de nuestra pobre España, enfrentada aparentemente al resultado de un partido: la final de la copa del Rey.
 
Una parte de la afición, la del Barcelona, deseaba ganar el partido por su equipo y por Cataluña, a la que tienen por su única patria; otra parte, por los colores; la afición del Real Madrid, para joder al contrario ganándole el partido a un equipo antipático y antiespañol.
 
Los dos equipos tienen seguidores en el resto de España, pero, ¿La afición de cada equipo es igual? No, la afición es variopinta, sobre todo la del Barcelona. Dicen que el Barcelona es más que un club. En este momento es una organización política independentista, y no se entiende que haya palurdos fuera de Cataluña que quieran que un club semejante gane, ni copa del Rey ni nada. Tampoco se entiende que semejante club quiera ganar la copa del rey de España, si no es para humillar al resto, siendo como es una organización política que fomenta el boicot al rey de España, al himno nacional, a la bandera española, y al resto del pueblo español.  
 
El partido lo ganó el Madrid. La victoria se la dio un chico inglés al que llamaban el Cojo, porque después de ficharlo por una millonada, se lesionó. Pero nunca he visto correr a un cojo como a ese Bale, que después de recorrer medio campo por el camino más largo, metió un gol como una bala. Ese inglés ha hecho que la afición patriótica del Barcelona se haya retirado con el rabo entre las piernas; la otra afición del Barcelona, la despistada, la que se cree algo en ese club siendo española, sólo ha perdido una final. Eso sí, con un gol que le pasó a un tal Pinto por debajo del culo.
 
Al entrenador del Barcelona no tardarán en echarlo. Los independentistas no soportarán semejante afrenta, perdiendo la oportunidad de mirarnos a los demás desde arriba, inflados de orgullo, diciéndonos con palabras y gestos: "Somos superiores a vosotros". 
 
La lección es clara: Ese club, que es más que un club, ha perdido un partido, que era más que un partido, porque el Madrid salió a ganar y tuvo suerte. Pero salió a ganar y ganó. Perdiendo, ya no pueden humillar a su rival y al resto de España con una victoria que les hubiera permitido meternos por todos los ojos la bandera cubana que se han inventado para ser diferentes.
 
Si nuestros políticos hacen los mismo con los políticos catalanes, luchando contra la independencia que nos quieren imponer, y lo hacen con todas los recursos que tienen a su alcance, ganaremos todos, incluyendo en el todos a los catalanes de bien, que son millones. Pero, para eso, nuestros políticos tienen que salir a ganarles el partido a los independentistas sin contemplaciones.
 
De momento, vamos perdiendo. Rajoy, que hace de entrenador, no quiere hacer cambios en el equipo ni en la estrategia. Confía en la suerte. Pero sólo con suerte no se gana; además, para que la suerte te sonría hay que buscarla, y arriesgarse jugando, y no sé yo.

Tenemos que aprovechar el bajón de moral que padecen por culpa de un equipo de futbol que se desinfla, para bajarlos de la peana en la que se han subido. Es el momento de llevar al terreno político el éxito futbolero, metiéndoles a los independentistas un saco de goles. Pero hay que ir a por ellos con decisión. Seguro que salen corriendo.

 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario