El papa Francisco ha hecho santos a Juan XXIII y a Juan Pablo II por Decreto Ley, pero ¿han sido santos? No hace tanto tiempo que publiqué un artículo sobre este particular en este blog. Lo titulaba ¿Por qué tanta prisa en hacer santo al papa Juan Pablo II (Woityla)? Puedes leerlo pinchando en el enlace.
La novedad del artículo que publico hoy está en que Juan XXIII acompaña a Juan Pablo II como santo. Al XXIII le llamaban "El Papa Bueno" ¡Curioso! Al Papa que comenzó la demolición de la Iglesia Católica, los estúpidos católicos lo llamamos "Bueno" ¡Qué fácil es manipularnos! En este mundo de mentiras, la propaganda hace milagros, convirtiendo lo malo en maravilloso con el simple argumento de la modernidad. ¿Quién se atreve ante argumentos modernistas defender la tradición? Pero échate a temblar cuando todos te alaban, que la unanimidad te convierte en sospechoso de todo.
El resultado de la II Guerra Mundial es determinante para explicar el estado actual de la Iglesia, que está en manos de nuestros enemigos, los que ganaron la última gran guerra, como ya traté en ¿Quién manda sobre la cristiandad? Aunque, sin duda, mucha culpa de la situación de la Iglesia la tiene la debilidad de la propia Iglesia como institución, y el poco talento que manifestó Pío XII, el último papa católico que gobernó la Iglesia, para defenderla: debió poner las enormes riquezas de la Institución, al servicio de la propaganda y de la fe católica, que hubiera sido un arma terrible contra el mal llamado progresismo, que nos ha invadido; debió levantar murallas en defensa de la familia y la sociedad católica, atacada desde entonces en sus fundamentos; debió apadrinar como su sucesor a un verdadero católico, destapando y persiguiendo a la vez a los cardenales traidores y a sus protegidos, los que se iniciaron en la masonería y se postularon como sucesores en el trono de Pedro con ayudas externas. Perdida esa oportunidad, la defensa ha resultado imposible: Roncalli, convocó el Concilio Vaticano II para derrumbar la Iglesia y Montini retiró los escombros. Los siguientes papas tampoco han servido a los intereses católicos, continuando con el acercamiento al resto de religiones (Protestantísmo, Judaísmo, Islamísmo y otras). Eso ha supuesto la renuncia al principal valor de nuestra religión: la de considerarse la Única Religión Verdadera, la única que puede llevar al hombre a la salvación.
El gran poder del Papa, ejerciendo la potestad legislativa, ejecutiva y judicial, ha convertido a nuestra Iglesia en una institución apetecible y accesible a enemigos poderosos y decididos, pues es una institución monárquica carente de estabilidad sucesoria. En la Iglesia no hay hijos que sucedan al padre en el Papado como ocurre en las monarquías hereditarias, se utiliza una sucesión electiva perfectamente manipulable, ya sea comprando voluntades, ya infiltrando cardenales propicios. Si consigues ser nombrado Papa a través de cualquier artificio, mandas, no sólo en la Iglesia, mandas en todos los católicos ¡Claro!, siempre que no tengas un jefe en este mundo que te dé órdenes, porque entonces le obedeces a él.
No es la primera vez que nuestros enemigos han invadido la Iglesia. En ocasiones anteriores, el recurso utilizado había sido las órdenes religiosas, nuevas órdenes fomentadas y apoyadas por familias de banqueros que aprovechaban las necesidades de financiación de los papas para acercarse a ellos y conseguir protección para los suyos, privilegios y poder. La Orden Benedictina, la de Cluny, la del Cister. En los orígenes, la familia de los Anicios consiguió dominar la Iglesia imponiendo papas; siglos más tarde, los Pierleoni; en el XIV los Orssini y los Colonna; los Médicis, ... Todas esas familias de banqueros tenían raíces judías y nombraron papas afines a sus intereses, buscándolos entre sus familiares o entre sus monjes protegidos. Ahora son Jesuitas, Opus Dei, Legionarios de Cristo, etc., las organizaciones religiosas con poder económico y de decisión dentro de la Iglesia capaces de imponer papas. Pero de esto he hablado en otras ocasiones.
Sí, también hubo monarquías que nombraron papas, pero eso es más normal, dado que los reyes no buscaban torcer la fe de nadie, siempre buscan poder para afianzar su reino. Ahora, el mayor peligro para los cristianos es que nuestra fe la han cambiado. Prácticamente se han cargado el Catolicismo. Los enemigos de la Iglesia ya no la quieren dominar, la quieren destruir, cambiándola hasta hacerla irreconocible. Para ello, han puesto jalones a la consecución de sus objetivos: primero, vaciando de contenido el Ritual Católico presente en la Misa, y después, entrando a saco en el Dogma, no dejando en pie ni el Padre Nuestro. No quieren una religión cuyo Dogma presume de ser la única Religión Verdadera y de salvar a los hombres.
Los méritos de Juan XXIII llamado "el Bueno" son convocar un II Concilio Ecuménico y cambiar la Misa: los sacerdotes dejaron de mirar a Oriente con la excusa de no dar la espalda a los fieles; prohibió el latín y aprovechó las traducciones a lenguas locales para aproximar sus fórmulas a la misa luterana; pero lo principal, que la Misa pasó a estar más cerca de una comida o cena que de un sacrificio, que es lo fundamental de la Misa. Nos han llevado a lo que llaman los teólogos "la Abominación de la Desolación", que consiste en la supresión del culto al verdadero Dios, la supresión del Sacrificio en la Misa, la supresión del culto verdadero, por ser todo ello, una molestia para su señor Satanás, el Príncipe de este mundo que nos esclaviza.
"La fe que se nos presenta en homilías y catecismos, rúbricas y rezos de la "Nueva Misa" (la "Misa del Novus Ordo"), y los estudios de la Biblia de la parroquia, son una versión diluida, modernista, protestantizada de la verdadera Fe Católica- y de ninguna manera es la Verdadera Religión Católica". (Católicos alerta). Entre católicos modernistas o tridentinos, yo me fio más de los segundos.
Juan XXIII es sospecho de no ser el católico bueno y venerable anciano que aparentaba, y ni siquiera puede ser considerado Papa; si esto es así, mucho menos puede ser Santo. Yo no querría como santo de cabecera al espíritu de ningún masón, pues se supone que los santos interceden por nosotros ante Dios, y no creo que los masones muertos, sirviendo al diablo, anden cerca del verdadero Dios. Su realidad masónica no la afirmo yo, son muchos los escritos de notables que la afirman. Si fue masón, se convierte en un falso Papa, pues si pertenecía a la masonería antes de su elección, el canon 2335 lo excomulgaba ipso facto, con lo cual, su elección fue nula, pues no puede ser jefe de la Iglesia alguien que no pertenecía a ella. Ya muerto, la sentencia es concluyente:
Gobernante imprudente, sospechoso de ser hereje y masón.
Dicen, que lo elevan a los altares para que acompañe a Juan Pablo II y no se noten demasiado las trampas, pues hay un protocolo para que te propongan como santo que, nuevamente, no se ha cumplido. Las autoridades vaticanas del momento -tiempos extraños estos, con dos papas vivos-, han sido capaces de subir a los altares a estos dos sospechosos, muertos a su vejez, gordos y bien cuidados, olvidando al bueno de Albino Luciani (Juan Pablo I), que murió en extrañas circunstancias (asesinado), y del que nadie se acuerda.
De Woityla, el llamado Juan Pablo II, hablaremos en otro momentos, que ya me explayé lo mío hablando de él cuando lo hicieron beato. Otro santo sospechoso de no ser cristiano. Y es que finalizada la II Guerra Mundial, no hay poder en este mundo que se mantenga en pie si no está amparado por los ganadores de esa guerra. No olvidemos que Pio XI y Pío XII orbitaban en aquellos años, digan lo que digan los corifeos vaticanos, cerca del fascismo, que era una forma de socialismo cristiano con el que los poderes de aquel tiempo querían contrarrestar el socialismo ateo y comunista, que amenazaba a Europa y al mundo.
Tiempos tristes los que nos toca vivir: nuestros enemigos nos acosan por todas partes, siendo como son minoría. Pero si no nos defendemos, seguirán dominándonos. Llevan siglos dedicados a la fea labor de imponernos a su señor Satanás. Ahora lo hacen desde dentro: un Papa nuevo, que convive con el anterior, y que continua utilizando el saludo masón. Mal presagio. Hasta nos toma el pelo poniendo en su escudo una estrella masónica amarilla, que justifica diciendo que representa a María. Cierto, que tampoco la estrella de la mañana, ese Venus que brilla en los cielos, es exclusivo de la madre de Jesús, que aquella virgen que nos legó la antigüedad y que aplastó a la sierpe es su dueña.
Nos toma por tontos, y es que lo somos.
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