¡Ya está bien!
Las concesiones a
nuestros enemigos no impedirán que sigan trabajando para destruir España. Para
evitarlo, hay que enfrentarse a ellos con una idea: o ellos o
nosotros. Sin medias tintas y asumiendo todos los riesgos. “En España
cabemos todos”, ha dicho el nuevo Rey. Siempre que todos colaboren en
alcanzar los objetivos comunes, pensamos muchos. Si no es así, mantener a nuestros
enemigos en las estructuras del Estado es de tontos. Es como el discurrir de un barco en el que unos reman, otros se dejan llevar, y los que llevan el timón no se ponen de acuerdo en el rumbo, y dividen a la tripulación. Y el capitán en este barco, en lugar de arrestar a los rebeldes o echarlos del barco, les permite romperlo para hacerse un barquito propio.
Son varios los retos internos
que nos arrinconan en este momento, y de cómo los enfrentemos dependerá el
futuro de España como Nación y el futuro de los sufridos españoles como pueblo.
Los retos interiores a
los que nos enfrentamos son: impedir la secesión de Vascongadas y Cataluña, y
como reto menor, enfrentar a las organizaciones de izquierda que, aprovechando
el descrédito de los grandes partidos y la dureza de la crisis, han introducido
en la sociedad española la discusión monarquía-república, para dirigir la
voluntad de los más jóvenes e imponer en España una República Bolivariana. Que
quieran imponernos un régimen totalitario de izquierdas que acabaría con la
débil democracia que tenemos, con la libertad y con el bienestar de los
españoles, pero no con la corrupción de políticos, sindicatos y múltiples
organizaciones que viven de la subvención, es para tratar a esa izquierda
antipatriota como enemiga, pues trabaja en contra de los intereses de la
mayoría de los españoles.
Algunos para conjurar
esos peligros, y otros por inconfesables obediencias, nuestra Monarquía y los
partidos PP y PSOE se han alineado con el Nuevo Orden Mundial (NOM), pero la
obediencia a ese Orden Nuevo, surgido de la Segunda Guerra Mundial, no va a
arreglar por sí solo todos nuestros problemas. Felipe VI y los sucesivos
gobiernos tendrán que obrar con inteligencia y también con decisión: a nuestros
enemigos interiores les une un objetivo común, y ante eso habrá que intentar
sembrar la discordia entre ellos, comenzando por atacar al más débil, que es el
partido de Convergencia de Mas. Su socio ERC tiene lazos importantes con el
Nuevo Orden Mundial, que sus raíces masónicas vienen de los años treinta del
pasado siglo. Aquí, habrá que pedir a los dirigentes del NOM que intervengan y
llamen a obediencia a ERC como contrapartida a nuestro sometimiento. Convergencia,
y sobre todo Unión, pueden acabar con el referéndum soberanista, ante la
realidad de una suspensión de la Autonomía Catalana y el cese inmediato de sus
autoridades, hecho que tendrá que afrontar con decisión el gobierno de
España, que tendrá que llevar ante los tribunales a los representantes de la
Nación en esa comunidad, por ejercer la deslealtad, acusándolos de todos los
delitos que tengan que ver con la traición, la sedición y la rebelión.
Acusándolos también de los delitos que hayan cometido administrando caudales
públicos, etc.
Ante el NOM, tenemos
buenas cartas para jugar, como es la concesión de la nacionalidad a la Comunidad
Sefardí en proceso, y la acomodación de nuestras leyes a sus intereses, como
convertir en delito en nuestro país la negación del Holocausto Judío. Hay que
tener muy claro quién tiene el poder en el mundo en este momento y no tirar de
la levita equivocada. Si hay que negociar hay que hacerlo con inteligencia,
negociando directamente con los amos y dejando a un lado a siervos, que nada
deciden.
El problema vasco,
aunque similar al catalán, tiene otro cariz. Esconde entre sus arrugas un
terrorismo latente, que oculta a su vez, negros intereses, que los hechos
sangrientos han dejado al descubierto. Por supuesto, los sucesivos gobiernos de
España han mirado para otro lado, sin querer enterarse de a quién tenían que
mandarle la Guardia Civil. Amaiur y otras organizaciones etarras son la careta,
los siervos más o menos violentos de una inteligencia que los dirige: un amo
indefinido que está detrás de sotanas y alzacuellos, en santuarios y
universidades de Vascongadas, y en la casa madre de Roma. Un General fallecido,
paisano él, les marcó los objetivos a sus curas y nadie les ha apeado de
obedecerlos, como en el caso de la Teoría de la Liberación, desactivada por
Juan Pablo II sin contemplaciones. Si no podemos convencerlos y atraerlos para
que colaboren frente a enemigos comunes, abandonando la ejecución de antiguas
venganzas, se les amenaza con destaparlos en los telediarios, antes de ir a por
ellos con decisión. En el fondo, aunque los de Amaiur y los del PNV no lo
sepan, trabajan para que un santo reine en un trocito de España a través de sus
propios ayatolás. Que su sueño sea una república de izquierdas o de derechas, a
los vascos, como a los guaraníes les dará lo mismo, ni Dios podrá salvarles de
obedecer a unos curas que no creen ni en el que da nombre a su organización,
pero que obedecen ciegamente al Señor Oscuro.
A IU y a Podemos,
partidos hermanos entre sí, que justifican regímenes comunistas y repúblicas
totalitarias, el gobierno de turno los puede machacar filtrando su corrupción y
quitándoles la caricatura democrática que oculta su terrible rostro: una tosca
y trasnochada ideología, bajo una piel salpicada de sangre. Sus contradicciones
marxistas les llevan a tomar partido por los palestinos, rechazando a los
judíos. Una ideología surgida de intelectuales judíos y financiada por
banqueros judíos. Y es que ninguno de los que siguen a una bandera convencidos,
se fija en quién la lleva.
A ver si los españoles tenemos suerte con este nuevo
Rey, y alguien le echa lo que le tiene que echar: buscando el bien de todos, y
excluyendo con toda energía y sin complejos a los que maniobran en contra del interés general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario