domingo, 22 de enero de 2017

De momento, Donald Trump sigue vivo.


De momento Trump está vivo, pero visto el despliegue de manifestaciones que han surgido por toda la geografía de los Estados Unidos de América, como si fueran espontáneas, a uno, que anda cargado de susceptibilidad, le da por pensar, que a esas élites que lo poseen todo y que de vez en cuando nos castigan con una de sus crisis vendiéndonos productos tóxicos, pretenden crear en la sociedad americana una psicosis, para que acepte que es necesario e higiénico cargarse a Trump. Que vayan pensando en ello.

Que quede claro para los que tengan dudas, que esas élites salen siempre de las crisis mucho más ricas. Las crisis son para ellas, como los asaltos de las diligencias para los bandoleros, que dejan a los viajeros perjudicaos y a los conductores sin el oro que transportan; con una diferencia: a las élites ladronas que pergeñan crisis nadie las persigue como hacían con los bandoleros.

Fácil lo tienen para encontrar demóstenes que se pongan a echar mítines a las masas de progres que han convocado: he visto a Charliz Theron perorando a las masas convencidas, a la musa del eterno paciente de psiquiatra, Woody Allen, la Scarlett Johansson, que estaba poniendo a parir a Donald Trump, todos peloteando para que su puesto de trabajo siga colgando del hilo. Pero había más: la maciza Beyoncé y la musculada Madonna mostrando su agradecimiento, encumbradas a los altares modernos, como diosas, por ese poder oculto que teme a Trump. Dicen, que Jorgito ha puesto 90 M encima de la mesa para que todas las organizaciones que viven de chupar del bote, acudan a su llamada (no hay sonido más fuerte que el de 30 monedas). Ahí estaban los actores de la Universal, los de la Warner, los de la Paramount, puestos a dirigir el cotarro de una sociedad que vive mirando a una pantalla; gracias a Dios no estaban ni la Pocahontas de Disney, ni el Rey León. No podían faltar las asociaciones de gay y lesbis, y también andaban por Washington las enemigas del género masculino, esas que piensan que toda relación es una violación; no los vi, pero seguro que estaban las defensoras del aborto, las pacifistas, los animalistas, y un largo etc. de minorías. La hez de la progréz manifestándose ante unas cámaras de televisión que llevarán su imagen hasta el último rincón del mundo. De eso se encargan las agencias que manejan las noticias que hay que dar y las que no, y el modo de darlas. Esa élite que maneja a esta sociedad es dueña de todo y puede hacerlo. Es curioso, la efectividad de los experimentos sociales. Impulsando a las minorías se apoderan de las mayorías. Minorías organizadas, gritonas, muy activas, bien financiadas, frente a mayorías silenciosas, cuyas organizaciones políticas están infiltradas por agentes a sueldo de las élites.

Por eso no estaba ahí la sociedad sana americana, la que vive de su propio esfuerzo y cree en lo que le ha sido transmitido por sus padres, pero que carece de organización y dirigentes que miren por sus intereses. Esa sociedad a la que Trump quiere poner en valor. Lo tiene difícil: los periodistas cobran su sueldo de esas élites y dirán de Trump lo que les digan que tienen que decir. El que preside el consejo de administración de un medio tiene mucho poder y los medios están encadenados a la cúspide de esa élite.

En las manifestaciones de ayer no estaba el espíritu de la democracia moderna, ése que dice que el que gana unas elecciones tiene derecho a gobernar una nación, y que el que las pierde, tiene derecho a ejercer de leal oposición. No estaba ahí ese espíritu democrático, pues los que gritaban contra Trump no aceptaban su gobierno, siguiendo ese pensamiento enfermizo de que sólo los que piensan como yo están legitimados para gobernar, y que los demás son unos fascistas.

Pero hay algo más: la desconfianza es la madre de la experiencia, es la que nos dice que el Mal siempre vence, porque apuesta en todos los bandos. Y esto es lo que pasa en los Estados Unidos de América, donde ha ganado Trump en nombre de la facción conservadora, frente a Hillary, que representaba a la facción progresista. El caballo de Adelson ha ganado a la yegua de Murdoch y Soros, y quien pagará las apuestas será la sociedad americana. En cualquier caso, los dueños de la FED han salido victoriosos, han jugado a que gane quien gane, todo siga igual.

Ya no veo tan claro que Trump esté en peligro, salvo que con sus actos perjudique a los amos.
   


No hay comentarios:

Publicar un comentario