"Le portrait de Monna Lisa, cette troublante Joconde aux yeux de mystére, au sourire d'ironie, que Francois avait achetée."
Ha aparecido una copia del cuadro de la Gioconda en el museo del Prado. Un gran descubrimiento que dará pie a que algún novelista hile una trama interesante para conseguir un gran éxito editorial. No importa si el autor del nuevo cuadro fue Leonardo o uno de sus discípulos, lo importante es la belleza, el arte que transmite, y la buena conservación.
El detalle de esta reseña no es la opinión, es el dibujo hecho a plumilla y acuarela que acompaño, que ilustra la visita que hace Francisco I de Francia a Leonardo da Vinci, su protegido. Por eso, el cuadro conocido como La Gioconda está en el Louvre, porque Leonardo se lo dejó en herencia al rey como agradecimiento por su buen trato: Francisco I lo amparó en su vejez, lo alojó en el castillo de Cloux (Clos-Lucé), le dio una pensión de 700 écus de oro -suficiente para no tener que seguir buscando sustento alquilando sus conocimientos a unos u otros señores-, y le dio su amistad, visitándole con frecuencia.
"Comme si cette pléiade d'artistes et de penseurs n'etait pas à elle seule suffisante pour entourer le roi, qui la sut si bien encourager, d'un murmure reconnaissant, la légende à l'historie se méle comme pour gâter, une fois de plus, ce favori de la fortune, et fait expirer en ses bras Léonard de Vinci."
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