Aún estaba tu nombre en la web del Servicio Aragonés de Salud;
todavía figurabas como médico de familia de Bubierca y de Godojos en ella.
Deseaba… que la nota de tu fallecimiento en el listado que recibí, fuera errónea. Por eso te llamé.
Recordaba lo que nos contaban los curas sobre un fanfarrón que presumía de matar a cualquiera con la espada, más, como no era cierto y una de sus víctimas entró a la taberna, lo ridiculizaron diciendo:
“Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”.
En tu caso es al revés: Aunque te mantiene el Servicio Aragonés de Salud entre los vivos, te has marchado.
Y como le era imposible pasarte mi llamada, tuve una extraña conversación con la auxiliar del centro de Alhama, donde pude darme cuenta que te querían y apreciaban:
…
¿Moisés Heredia Ferrández?…
¿Quién lo llama?...
Murió.
Cuatro años hace.
Un accidente de tráfico.
No hubo remedio.
El que te puso como fallecido en el listado estaba en lo cierto
Se fue el hombre responsable, alegre, buen compañero,
de gran humanidad y fácil sonrisa, cercano, … buen médico y mejor persona.
No pude acompañarte y despedirte, compañero, como tantos otros que me escuchan.
No tuve ocasión de consolar a tu familia en el funeral;
no me fue posible rezar y hablar bien de ti… con razón…
por eso lo hago ahora… que nunca es tarde.
Imaginaremos tu rostro en el compañero de al lado mientras hablamos,
Moisés; recordaremos anécdotas de ti, mientras comemos, como de otros compañeros, que por causas diferentes, tampoco han podido venir.
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