El artículo “Consecuencias de una salida ‘expulsión’ del euro” lo dejé sin terminar. No me atreví a completarlo para evitar tentaciones a gobernantes sin prejuicios, pues la salida del Euro, de producirse, ocasionaría un verdadero perjuicio a los ciudadanos afectados. ¿Qué ha ocurrido para que cambie de opinión y lo desarrolle? Un aviso del gobierno portugués, que amenaza a sus ciudadanos con devolverlos al Escudo. Del dicho al hecho, en esta ocasión no habrá un gran trecho, si no, al tiempo. Y cuidado con la peseta, la lira, el dracma, etc.
El peligro nos amenaza a todos los europeos, sobre todo a los ciudadanos de los países periféricos, un apelativo para evitar la palabra PIIGS (cerdos) a Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y Spain (España).
Disponer de moneda propia es una ventaja para los gobernantes, pues les facilita el control de la economía. En el caso de los países que pertenecen a la Zona Euro, no tienen posibilidad alguna de devaluar o revalorizar su moneda para corregir las desviaciones de su política económica, pues esa competencia la tiene el Banco Central Europeo.
Hasta la llegada de la crisis, la mayoría de los países de la Zona Euro cumplían los requisitos establecidos para mantener saneado el euro, pero la crisis ha dejado en evidencia los pies de barro de nuestra moneda, pues hoy, muy pocos de los países de la UE cumplen los requisitos de convergencia exigidos en el tratado de Maaestricht. El problema que tenemos en la UE es que la unidad económica no va acompañada de unidad política, vivimos en un corral con muchos gallos. Esto no ocurre con el dólar, moneda de los Estado Unidos de América.
Pero entremos a analizar los peligros de una salida del euro para los ciudadanos que se vean afectados:
El razonamiento es el inverso a lo que aconteció cuando dejamos nuestra vieja moneda para entrar en el euro. Partíamos de cuentas bancarias y ahorros en la antigua moneda; para imponer el euro, establecieron el valor de cambio, acordaron un periodo para poder cambiar los viejos billetes y monedas y nuestro mundo y nuestra vida se transformaron en euros. Los bancos centrales facilitaron billetes y monedas de euro a los bancos y cajas, que los cambiaron por los viejos billetes y monedas. Las viejas pesetas, francos, liras, marcos, escudos, florines, etc. no perdieron su valor, pero dejaron de ser aceptadas como moneda de cambio; a la vez, las antiguas monedas y billetes eran destruidos por los bancos centrales.
Si uno de los países que conforma la zona abandona el euro, aparecerá una nueva moneda (por ejemplo, nuevo escudo, nueva peseta, etc.); esa moneda tendrá que convivir con el euro y, éste pasará automáticamente a ser divisa. Llegarán los problemas, pues veremos como desaparecen los euros de nuestras cuentas y estos pasarán a ser contabilizados en la nueva moneda. Si nos dan tiempo, que no nos lo darán, la mayoría de los ciudadanos intentaremos sacar del banco todos los euros que podamos, sabedores de que la nueva moneda tendrá un valor menor, y organizaremos un corralito mayúsculo. Aunque pasemos a cobrar en la nueva moneda sin aviso, mantendremos los pocos billetes de euro que tengamos en casa o en las cajas de seguridad de los bancos, para disponer de un pequeño colchón en caso de necesidad.
Los bancos y cajas por su parte, en lugar de devolver los billetes de euro al Banco de España, como hicieron con las pesetas, procurarán quedárselos. Es cierto que se verán obligados a comprar los nuevos billetes y monedas al Banco de España con euros, pero se quedarán con todos los euros que puedan; el Banco de España por su parte, no destruirá los euros que reciba de los bancos y particulares, simplemente se los quedará.
El gobierno habrá obtenido con el cambio de moneda una gran cantidad de divisas en euros, lo que le hará pasar de la ruina actual a la opulencia total. Naturalmente, esos euros procederán de un impuesto creado bajo manga, gigantesco e inaudito, un expolio a las familias, a las empresas y a los propios bancos. Mientras, la nueva moneda pasará a tener un valor de mercado muy inferior al euro, el gobierno causante de la ruina económica del país pasará a nadar en la abundancia y el país se habrá empobrecido notablemente. Seguramente, ocurrirá como en los países sudamericanos, que funcionarán las dos monedas: la oficial y el euro y que acudiremos a cambiar monedas a cambistas piratas, por las esquinas, que nos engañarán.
Euros abundantes en el bolsillo de los arruina patrias y, los demás, con las manos dentro de unos bolsillos vacíos, dándole patadas a alguna lata que encontremos camino de la miseria. Esperemos que no les dé por enfrentarnos en algún conflicto inventado, para cerrar bocas protestonas que pidan de comer.
Euros abundantes en el bolsillo de los arruina patrias y, los demás, con las manos dentro de unos bolsillos vacíos, dándole patadas a alguna lata que encontremos camino de la miseria. Esperemos que no les dé por enfrentarnos en algún conflicto inventado, para cerrar bocas protestonas que pidan de comer.
¡Ojalá esté equivocado!
Habría que añadir un párrafo para completar el artículo: Si nos echaran o sacaran del Euro, los billetes de Euro pasarían a ser divisas, pero sólo aquellos billetes cuyas series no comenzaran por la letra "V", que son los billetes españoles, que dejarían de circular (es decir, que si no los cambiáramos perderían todo su valor). Lógicamente, los Euros italianos, griegos, irlandeses y portugueses pasarían a ser billetes apestados o sospechosos, mientras los euros de los países ajenos a los PIIGS serían muy apetecibles.
ResponderEliminarSaquemos consecuencias: Como la mayoría de la gente no podemos ni queremos evadir nuestros ahorros a paraísos fiscales, pero tampoco queremos que nos esquilmen, tendremos que espabilar, por si acaso.