En el séptimo aniversario del 11M, seguimos sin saber quién mato a nuestra gente; los autores, que no deben estar en lejanas colinas ni en mares lejanos, siguen sin aparecer y, lo que es peor, tenemos la sensación de que nadie los persigue e incluso los encubren. ¡Vaya democracia la nuestra!
Han conseguido que no sepamos nada sobre los autores, pero sabemos casi todo de los que protegen a los que han destruido y ocultado las pruebas del delito (CUATRO TRENES NADA MENOS); sabemos, que han coaccionado o premiado, según interesaba, a policías, jueces y fiscales, directores del CNI, etc., por no obrar o hacerlo torticeramente; sabemos mucho de los que niegan documentos o dilatan plazos a los jueces que andan detrás de un tal Manzano; sabemos, que tachan de conspiranoícos a los que quieren saber para ridiculizarlos; sabemos, que muchos medios de comunicación se han autocensurado o han sido censurados, ocultando a sus lectores mucha información sobre el 11M, o la han tergiversado; y, también sabemos, que los medios de comunicación y periodistas que han informado sobre el 11M han sido perseguidos. ¿Dónde tenemos la separación de poderes en este país?
Se esfuerzan tanto en que la verdad sobre el 11M no se conozca, que ellos mismos se delatan. En un país donde practicamos el “Piensa Mal y Acertarás”, con semejante conducta, es normal que pensemos, que hay gentes en el poder, que les llega la mierda hasta la coronilla y por eso hacen cualquier cosa para taparse las vergüenzas. No obrarían así si no tuvieran mucho que ocultar.
Esperaremos: tiempo habrá de destapar esas vergüenzas y hacerles pagar sus culpas.
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