martes, 10 de marzo de 2009

11M = 5X (5 son los años transcurridos, la X sigue siendo la incógnita)

Los trenes, son trampas con ruedas que explotan en las estaciones.
Las urnas salpicadas de sangre, la herramienta siniestra para alcanzar el poder.
La justicia, el instrumento de los poderosos para sellar la verdad.
El gobierno resultante, la mano que pasa página y mira hacia otro lado.
¿Dónde quedaron las promesas?
Cinco años de dolor sin esperanza.
Cinco años sin justicia.
Cinco años de engaños y desprecios.
No quieren dar consuelo a las víctimas.
De la desesperación el desvarío:
¿Dónde están los culpables?,
¿quién los esconde?,
¿son acaso los que sonríen maliciosos desde el telediario?
"Los españoles no merecen un gobierno que mienta" nos dijeron.
Mil veces he deseado que sus hijos se esfumen en el aire;
que se corten sus sueños para que sientan la derrota;
que no les dejen llorar;
que no encuentren descanso, consuelo, ni justicia en este mundo;
que el juez les dé la espalda;
que los insulten en el juicio;
que los condenen por quejarse de conspiración;
que no reabran el caso por juzgado;
que los ridiculicen en grandes titulares;
que los echen de España por llorar.
Quiero saber el nombre criminal del desalmado que preparó el plan;
del que estuvo de acuerdo en ejecutarlo;
del que lo financió;
del que lo llevó a cabo construyendo una escalera siniestra para salvar con ella la muralla:
192 ataúdes sirvieron de escalones;
la sangre, las lágrimas y los jirones de carne hicieron de argamasa;
el sufrimiento de 1500 heridos, el dolor de sus familiares y la impotencia de millones de buenos españoles, la música de la ceremonia.
No tuvieron ninguna vergüenza sus protegidos para subir por ella
y alcanzar un poder inmerecido.
Los responsables de protegernos se dejaron engañar;
no se atrevieron a retrasar las elecciones.
Muchos miraron para otro lado o se callaron;
otros destruyeron las pruebas del delito o se las inventaron;
dieron falso testimonio o lo permitieron;
condenaron a algunos colaboradores de la policía para que no pudieran seguir hablando.
A ninguno le interesa descubrir la verdad que los delata.
Hoy los culpables son el poder en la sombra y en la luz, pues este último no ha movido un dedo por desenmascarar la trama criminal.
A quien ha sido capaz de llevar adelante un plan como éste,
no será sencillo desenmascararlo.
Esperemos poder echar del poder a quien los protege,
y hacerlo con una papeleta en una urna limpia.

No será fácil. Más aún: cuando se marchen los que están, veremos a los nuevos callar cobardemente y convertirse en cómplices.

Los muertos y los heridos pronto se olvidan: los unos por estar muertos y los otros porque tienen derecho a rehacer su vida.

Si no se hace limpieza, no será la democracia la que decida sobre quién nos manda, serán unos pocos amenazando desde las cloacas o desde los rascacielos, los que tomen las decisiones.

Lo harán porque se han dado cuenta, que este país que fue capaz de colonizar un mundo nuevo, ahora es un corral de gallinas dividido en 17 jaulas.

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