domingo, 22 de marzo de 2009

¿OPERACIÓN MOLINOS O molinillos?

He cambiado la llamada “Operación Molinos”, referida al caso de corrupción del pueblo de La Muela, por “Operación Molinillos”, por lo que voy a explicar: lo que aparenta ser “el parto de los montes”, por los ruidos atronadores que dicen que se escuchan en la sierra cercana a Zaragoza, terminarán siendo los ruiditos amplificados que hace un ratón de campo cuando sale de su madriguera.

Los políticos socialistas del aparato central -marrulleros donde los haya y bien que lo siento, porque yo creía en la bondad del bipartidismo- nos han acostumbrado a grandes operaciones de despiste cuando quieren tener al personal “mirando pa Francia”. Son muchos los casos, pero por citar alguno: haré mención al “caso del lino”, a los casos acontecidos en Canarias y en Baleares en pasadas elecciones, al caso del Prestige, recientemente sentenciado, etc. En todos ellos se han producido detenciones o acoso injustificado a miembros del Partido Popular con gran despliegue policial; han sido pregonados/as a bombo y platillo por todos los medios de comunicación, especialmente por medios afines a la izquierda; pasado un tiempo prudencial, como se trata de calumniar y no de limpiar la vida pública de chorizos y manguis, los procesados han quedado libres de cargos, porque eran honrados, pero han quedado "jodíos". Mientras tanto, como hay muchos que se creen todo lo que les dicen en los telediarios, el Partido Popular ha sufrido perjuicios notables en los resultados electorales, al tener que defenderse de acusaciones imprevistas, cuando tenía que estar compitiendo electoralmente. Últimamente, como era una maniobra demasiado descarada, los del juego sucio mezclan entre las víctimas de este juego de distracción, con los trajes de Camps y las maniobras oscuras de un tal Correa, a un alcalde socialista de un pueblo de Andalucía que escondía los réditos de sus actos de corrupción en el colchón de sus sueños; para ser creíbles, deberían haber detenido a algún notable Califa de los del Sur, que en cerca 30 años de gobierno, algo malo habrán hecho. Que les pregunten a los clientes de la caja manchega, que andan locos por sacar sus dineros de allí. Pero no: puestos a detener a uno, escogen al más desgraciao. Como vemos conspiraciones por todas parte, pensamos que ahora toca poner en la picota al Partido Aragonés Regionalista (PAR), al que quieren perjudicar para que no gane las próximas elecciones en Aragón, cuando el Sr. Marcelí se retire a practicar la fabla. Y como no se atreven a dar jaque al Sr. Biel, que se las sabe todas, eligen a su reina, la alcaldesa de La Muela, para perjudicarle.

Los casos que se han ido solucionando han sido claros ejemplos de abuso de poder, en los que uno de los partidos en liza –casualmente el que está en el gobierno de la nación-, utiliza los medios del Estado para atacar a los demás, y lo lleva a cabo porque le sale gratis. La oposición se calla y no persigue como debería esas prácticas de corrupción, que son gravísimas en un Estado de Derecho. Ya ha pasado el tiempo suficiente, y todavía no hay ningún cargo político en la cárcel. En el caso del Prestige, lo tienen, como se dice vulgarmente, “a güevo” (con g). Poco les costaría perseguir por calumnias e injurias a los de “Nunca Mais”, a los del Bloque, a los socialistas gallegos y no gallegos, a los sindicatos, y a todo lo que se menea. Pronto veremos que no hacen nada. Claro, que tal y como está la justicia, cualquiera se embarca en semejante empresa. Pero eso no quita para que nos demos cuenta que algunos tienen horchata en las venas, por eso, aún les pasan pocas cosas. Si es que el ministro del Interior no es tan malo. Hay, si se pusiera en serio a hacer trastadas. Se los comería crudos y le pedirían perdón por no ducharse debidamente. Un poco de mala leche no va mal. Al menos te respetan.

El caso de La Muela no es nuevo, y aunque es tan llamativo como Marbella, ni La Muela tiene mar, ni se mueven los dineros que se movían allí. Yo he conocido La Muela cuando era un pueblito pequeño hecho con piedras de yeso y casas encaladas, en una meseta azotada por el cierzo. Alguna vez entraba con la única intención de comprar “madalenas” en la panadería, que eran muy buenas. Tenías suerte si encontrabas a alguien por la calle. Pusieron los molinos de viento y no sólo cambió el paisaje, las gentes de La Muela comenzaron a viajar por el mundo a hoteles decentes de la mano del ayuntamiento, sin tener envidia de los de Figueruelas, que iban gracias a la OPEL; pudieron ver en su envidiable plaza de toros a los primeros espadas del escalafón; su equipo de futbol fue ascendiendo de categoría, gracias a los dineros del ayuntamiento; sus calles se vieron inundadas de gente joven nacida allí; se ampliaron con nuevas casas y barrios, con tiendas, con pabellones, con luces, con trabajo,... con vida.

Son muchos los que se escandalizan pensando en sus adentros, y diciendo a riesgo de equivocarse, que los implicados en el caso de “los molinos” de La Muela algo habrán robado. Yo los perdono y pido a la alcaldesa de La Muela que no se lo tenga en cuenta, que los españoles somos así de cafres y nos pasamos la presunción de inocencia por el arco del triunfo. No obstante, si Hacienda somos todos y yo formo parte, mal que me pese, de la Agencia Tributaria, puesto a dejar que me roben -que es un delito y suele estar mal-, si han robado, prefiero que lo haya hecho la alcaldesa de La Muela, porque ha sido capaz de inventarse una ciudad en un erial, enriqueciendo también a su pueblo. Si después de hacer eso, además le ha llegado para comprarse un chalet junto al de Julio Iglesias, ¡olé! su buen gusto. Ladrona o no es una política eficaz.

Prefiero eso, a que otros políticos, se enriquezcan con sus familiares o partidos sin pensar en los ciudadanos, ni mejorar su vida. Aún recuerdo los oscuros tejemanejes ocurridos en el ayuntamiento de Zaragoza en la etapa socialista anterior. Lo de La Muela se quedaría en minucias. Nadie ha perseguido a aquellos pájaros, a uno de los cuales le dieron recientemente una medallica ¡Encima medallas! Tampoco creo que sea muy correcto, que en tiempos de crisis, la ministra de Fomento se gaste el presupuesto en hacer baños en los despachos de sus directivos. No digamos de las autonomías independentistas, que se gastan el dinero del resto de los españoles a plena luz del día, con la complicidad del gobierno de turno, en hacer embajadas catalanas, o en pagarles los viajes a la cárcel a los familiares de los etarras, o en sueldos de concejales Nekanes que nos señalan para que sus amigos nos asesinen. Tirar el dinero de los españoles también debería ser perseguido por la ley y por las autoridades judiciales.

Pasará el tiempo, y veremos que la mayoría de los detenidos, o todos ellos, acaban siendo liberados. Pero el asunto habrá servido para distraer al personal durante unos meses del grave problema de la crisis, con un Presidente del gobierno que no tiene ni idea de economía, pero que se las arreglará para arruinarnos; con unos sindicatos y una patronal que le ríen las gracias, en un país idiotizado y mansurrón que se limita a escarbar con la pezuña.

También habrá servido para que los de La Muela dejen de votar al PAR y terminen votando atolondrados y acomplejados como en el 11M. Los nuevos que salgan, ¡Vaya usted a saber su calaña! Que se olviden los de La Muela del tranvía o el cercanías, que creo iba a llegar hasta el pueblo; que se olviden de seguir creciendo, de subir de categoría su equipo de fútbol; que se olviden de telenovelas y series televisivas. Cuando aparece un político que es capaz de levantar a un pueblo, como lo ha hecho la alcaldesa del PAR, se le puede y se le debe perdonar muchas cosas, que este mundo no es precisamente de ángeles, y entre las atenuantes y eximentes debería contar para la alcaldesa de La Muela, la de haberse inventado una ciudad, donde no había más que pedruscos.

El viento seguirá soplando y los molinos seguirán girando mientras un gobierno con sentido común que entienda de economía no monte 8 ó 10 centrales nucleares. El dinero de la electricidad que generan los molinillos, si la alcaldesa del PAR se marcha, vaya usted a saber en qué bolsillo terminará. Ésta al menos no se lo llevaba crudo. Seguramente el equipo de futbol perderá fuelle y no sólo no ascenderá, terminará desapareciendo. Y cuando pregunten los aficionados a los toros a los nuevos concejales por las corridas de antaño, les dirán sin rubor: “Los toros se han acabado, como mucho, tendréis vaquillas". Y a los aficionados al futbol les dirán, que lo vean por la tele. Del resto de negocios, la crisis acabará con ellos.

La constante de los amigos de la ceja es la traición. Es su condición. Como el alacrán que convence a la rana para que le cruce el río. La lástima para la rana es que el alacrán, aunque lo oculta, ha aprendido a nadar.

El PAR se ha significado mucho y está teniendo demasiados éxitos: el milagro de La Muela, el futuro circuito de Albarracín, la nueva "Las Vegas" de los Monegros. De Biel no se fían y lo quieren cerca, pero agachado.

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