domingo, 1 de mayo de 2011

¿Por qué tanta prisa en hacer santo al papa Juan Pablo II (el papa Woitila o Wojtyla)?



¿Quieres ser beato o santo rápidamente? Búscate unos buenos padrinos.
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Al margen de los incondicionales que ven bondad por todas partes, otros católicos somos testigos críticos de algunas beatificaciones como las últimas acontecidas con José María Escribá de Balaguér y la de ayer de Juan Pablo II, sin duda, sospechosamente aceleradas.
Frente a ellos, una gran fila de mártires, a los que asesinaron por el único motivo de ser cristianos, siguen esperando turno desde hace muchos años sin que nadie mueva un dedo por ellos. 75 años hará del asesinato de un primo carnal de mi padre cuyo cuerpo anda en una fosa perdida del cementerio de Alcañíz. Lo asesinaron por ser religioso, y murió al grito de ¡Viva Cristo Rey! No sé si será o no merecedor de la beatitud o de la santidad, pero murió perdonando a los que le disparaban; a continuación, una mujer pisoteó su cuerpo moribundo, bailando encima. Se llamaba Tomás Lacarra Mendoza.
Los méritos en vida de los dos personajes citados a los que aceleradamente han hecho beatos serán importantes, pero ambos abandonaron este mundo en su vejez, gordos, dentro de una cama, perfectamente amparados y bien atendidos y llorados.
A uno le quedan dentro serias dudas sobre las beatificaciones y santidades que nos dan y, sobre todo, los méritos que pueden tener muchos beatos y santos de esta Iglesia. Entre los merecimientos históricos de la mayoría, lógicamente, la de ser religiosos de profesión: abundan más los papas, obispos, abades, priores, abadesas y prioras que los curas, frailes y monjas rasos. Otra peculiaridad entre los santos acelerados, la de ser fundadores de alguna orden religiosa, cuyos miembros, fallecido el fundador, ejercen de grupo de presión hasta que consiguen su santidad; también abundan santos próximos a papas y reyes y, ¡Cómo no!, pertenecientes a familias ricas y muy influyentes (sospechosas algunas de ellas de no ser cristianas).
¿Qué pensar pues?
¿Dónde están las dificultades que hay que superar para que te nombren beato y santo? Son muchas sin duda, pero si se tiene poder e influencia sobre el Vaticano, los milagros parece ser que surgen por todas partes.
Que cada uno haga lo que quiera, pero yo a estos dos señores, no les pienso rezar.
Por poner una imagen al asunto, prefiero rezar a esos santos anónimos, que ni buscan ni esperan la santidad, que a estos dos enchufados de postín, que se han colado en la fila y se han puesto por delante del pobre Luciano Albiani, el que fue Papa durante unos días con el nombre de Juan Pablo I, de cuya muerte natural hay severas dudas.
Las autoridades religiosas encargadas de elevar a los altares de la Iglesia a las personas con vida ejemplar serán seguidores de Jesús, pero no han aprendido nada de su nazarena doctrina, que dice bien claro:"El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor..." y que no lo cuelen -digo yo.
La mayoría de estos beatos y santos recomendados seguramente estarán en los infiernos. Pero claro, con buenos padrinos, bautizan a cualquiera; con dinericos de por medio declaran nulos matrimonios con veinte años de por medio y varios hijos; y con grandes influencias, hacen santo al más masón.
No son buenos los ejemplos que dan estos que así mismos se llaman pastores. Para mí no pasan de ser esquiladores avariciosos y de poco fiar. 


¿Quién manda en la Iglesia Católica? No lo sé, pero los católicos no.
Entonces, ¿a quién obedecen los que se llaman pastores de esta Iglesia? Eso lo sé. Obedecen al demonio y a sus sectas, y no, no siguen la doctrina de Jesús, al que tanto encumbran, y por supuesto, tampoco creen en Dios.



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