martes, 3 de mayo de 2011

¿Ha muerto Ben Laden?


Los Estados Unidos de América tienen una democracia envidiable. Para España la querría, que padecemos una democracia lamentable. Pero no todo brilla de la misma forma en ese país, que es la potencia más poderosa de la Tierra: sus servicios y agencias de inteligencia, periódicamente, tienen actuaciones atroces que suelen quedar impunes, por cierto, algo que han copiado nuestros servicios de inteligencia (que aquí se aplican sólo a lo malo): todavía no se conoce la autoría del asesinato de uno de sus Presidentes, John F. Kennedy, cuyo magnicidio parece ser que se debió a su política sobre la Cuba castrista. Cualquier intento de esclarecimiento de su asesinato acabó en un balazo: mafia, servicios de seguridad, anticastristas,… ¿quién lo sabe?
El 11S, que también fue un acto terrorista incomprensible, rápidamente le fue adjudicado a un hombre llamado Ben Laden, un millonario árabe que había pertenecido a la Cía. Un hombre de sus recursos pudo ser capaz de organizar comandos, capaces a su vez, de secuestrar aviones y estrellarlos en las torres gemelas y en el pentágono; lo que no pudo hacer es organizar la demolición controlada de las dos Torres Gemelas de Nueva York y un tercer rascacielos cercano, para derrumbarlos con la gente dentro, que es lo que se aprecia que ocurrió. Y no fue capaz de hacerlo, primero porque es imposible sin colaboración interna y aunque hubiera podido colocar las cargas necesarias, si lo hubiera hecho por su cuenta, no hubiera necesitado estrellar aviones, sacrificando comandos suicidas, le hubiera bastado con apretar un botón.
Uno de los enigmas que persiste del 11S es ¿cómo pudieron derrumbarse a plomo las torres gemelas, contradiciendo las leyes de la física?; y lo que todavía es más extraño, ¿cómo se derrumbó de la misma forma un tercer edificio situado a 100 m. de las torres, que no recibió ningún impacto ni se incendió?. Las dos torres gemelas comenzaron a arder por el impacto de los aviones, como lo hace un puro habano cuando le prendes fuego por la punta; el fuego se hubieran apagado en varios días o semanas, como ocurrió en el edificio Windsor de Madrid y en otros edificios altos que se han incendiado desde entonces, que han ardido hasta que se les ha terminado el combustible, pero ninguno se ha hundido así. Las leyes de la física no admiten que un rascacielos de acero y hormigón se derrumbe a plomo por incendiarse los pisos de la parte de arriba, y si se incendian los pisos bajos, el rascacielos puede derrumbarse, pero caerían de costado sobre los edificios cercanos, pero no caer a plomo. Si se observan los vídeos de YouTube los derrumbes fueron similares a las demoliciones controladas en las que se utilizan explosivos:

El enigma se completa con otro: ¿por qué no se ha investigado algo tan evidente? Parece ser que familiares de las víctimas están muy sensibilizados con este asunto y andan enfrascados en una campaña para que la verdad se esclarezca. La campaña dice:

Yo perdí a mi hijo
Mi sobrino
Mi tío
el 11 de septiembre de 2001
La mayoría de la gente desconoce que un tercer edificio cayó ese día
El WTC7, un rascacielos de 47 plantas que no fue impactado por ningún avión
La explicación oficial es que el fuego derribó ese edificio
Más de 1200 arquitectos e ingenieros han examinado las evidencias
Y creen que hay algo más detrás de todo esto
Trae justicia a mi hijo, mi sobrino, mi tío y los otros miles que murieron el 11s

Han transcurrido 10 años, en los cuales, Ben Laden ha vivido en Pakistán –un nuevo enigma-, pues ha vivido protegido por los servicios de seguridad de un país (de fiar o no), aliado de los Estados Unidos.      
Con las cuestiones que planteo y que son sabidas, la cosa no huele bien; además, la muerte o nueva desaparición de Ben Laden deja tranquila a demasiada gente y tapa asuntos bastante podridos, añadiendo que su muerte encierra detalles muy oscuros. 
Primero dijeron que el terrorista en cuestión no ha sido apresado vivo, porque el comando llevaba orden de ejecutarlo; después, han dicho todo lo contrario, pero que Ben Laden había muerto. Sorprendentemente, han informado que su cuerpo, con el mayor de los respetos, ha sido arrojado al mar siguiendo no sé qué extraña tradición.
¿Tan extraño sería pensar con semejantes antecedentes, que Ben Laden pudiera seguir vivo? Lo normal hubiera sido que lo hubieran apresado; aceptando su muerte como mal menor, también hubiera sido normal que el cadáver se lo hubieran devuelto a su familia en Arabia, para que no se hubiera utilizado como propaganda política, como se hace con el cuerpo de cualquier criminal y lo hubieran enterrado en la intimidad. No ha sido  así.
Seguimos pues con la misma intriga: que Ben Laden pudo participar en la ejecución del 11S con los comandos suicidas, pero que una parte de la conspiración, la más importante, se preparó desde dentro de USA, para que la opinión pública americana y mundial fuera favorable a la guerra de Afganistán.

¡Qué duro!, pero, por duro que parezca, sintiéndome aliviado por la muerte de un terrorista, sintiéndome cercano al pueblo americano y a las víctimas del 11S, los dirigentes de USA no me dan argumentos para pensar otra cosa. Deberían aclarar todos estos puntos y aplicar la ley con todo rigor a cualquiera que haya colaborado en el atentado del 11S.

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